El encuentro se celebra con la ausencia de las Iglesias de Bulgaria, Georgia, Antioquía y Rusia por incomprensiones de última hora
El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, ha abierto el Concilio Panortodoxo, dando las gracias al papa Francisco, que en el ángelus del 19 de junio pidió oraciones por este encuentro.
Antes de leer el discurso inaugural –informa la agencia Sir– el patriarca Bartolomé ha recordado a todos los que están apoyando el Concilio, entre ellos ha citado al papa Francisco. Al tomar la palabra, el Patriarca ha recordado a los presentes que “el mundo nos está mirando” y esto nos pide “una responsabilidad más grande”.
Este encuentro que se está celebrando en Creta es el primero convocado con carácter universal por los ortodoxos desde el segundo concilio de Nicea el año 787. Tras más de cincuenta años de preparación, las catorce Iglesias llegaron a un acuerdo en un encuentro a principios de año, donde además enumeraron los temas aprobados oficialmente, que formarán parte de la agenda de esta histórica reunión.
Antes de comenzar la lectura de la prelusión, el patriarca Bartolomé hizo referencia a la ausencia de las Iglesias de Moscú, Bulgaria, Georgia y Antioquía, que finalmente han decidido no participar por ciertas incomprensiones. A continuación ha leído los mensajes recibidos por los patriarcas Juan X de Antioquía y Kirill de Moscú, en los que explican las razones para no participar.
Los primados de las Iglesias ortodoxas concelebraron la gran fiesta de Pentecostés en la Iglesia de Saint Menas en Heraklion, con una liturgia de 4 horas. Dirigiéndose a los presentes, el patriarca ecuménico habló de la unidad y de la catolicidad de la Iglesia. “Hoy también es un día en el que gritamos al Paráclito e imploramos que venga para permanecer en nosotros, que nos custodie en su verdad y santidad, según la oración dolorosa del Señor en el huerto del Getsemaní”, aseguró.
Independientemente de nuestras diferencias –dijo el patriarca Bartolomé– los ortodoxos tenemos que subrayar que el único camino para emprender en el mundo es el de la unidad. Y observó que aunque sea un camino difícil es cierto que este Concilio “contribuirá en esta dirección, estableciendo, a través de la consulta en el Espíritu Santo, y el diálogo franco y constructivo, un clima de confianza y comprensión recíproca”. Nuestra misión –aseguró– es la unidad de la Iglesia ortodoxa y de sus fieles.