Conferencia Internacional de la Agencia Internacional para Energía Atómica
(ZENIT).- El Arzobispo Paul R. Gallagher, Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, dirigió un discurso al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El representante de la Santa Sede intervino el 17 de septiembre en Viena durante la 62 Conferencia Internacional del OIEA.
El prelado indicó que “la Santa Sede afirma su apoyo incondicional a las numerosas contribuciones del OIEA al desarme nuclear”. Tambien agregó que el “proyecto –del OIEA– es clave para el desarrollo humano integral sostenible, particularmente para los países más pobres”.
Armas de gran escala
El Arzobispo Gallagher inició su intervención estableciendo el gran daño que puede causar la proliferación nuclear. Mons. Gallagher postuló como ejemplo: “las pruebas nucleares, que implican la liberación sustancial e incontrolada de materiales radiactivos directamente al medio ambiente”.
El daño que proviene de estas pruebas contradice la amonestación del Papa Francisco: “nos hacemos responsables de administrar La Tierra para el bien de todos… y si no lo hacemos, cargamos nuestras conciencias con el peso de haber negado la existencia de otros”.
El nuevo desafío para el OIEA, dijo el prelado, es “lograr una prohibición completa de los pruebas nucleares”. Este reto significa el ideal de “un mundo completamente libre de armas nucleares”—continuó Mons. Gallagher— y es sumamente urgente porque estas pruebas “han resultado en la mayor dosis acumulada de radiación desatada hasta ahora sobre las poblaciones y el medio ambiente global”.
Misión esencial
Mons. Gallagher admitió que la tecnología nuclear “ayuda fomentar el desarrollo humano integral” y que “promoviendo la cooperación técnica en las ciencias nucleares” puede trabajar para el bien común. El OIEA tiene una labor importante en la supervisión de medios pacíficos del uso de la tecnología nuclear y, al hacerlo, contribuye “significativamente a la prevención de la proliferación nuclear”.
El representante de la Santa Sede recordó a la Conferencia que “el trabajo fundamental del OIEA es el régimen de no proliferación nuclear”. Mons. Gallagher agregó que “el uso de las salvaguardias del OIEA constituye una herramienta importante avanzando hacia el objetivo de la desnuclearización”.
Como ejemplo, el Arzobispo Gallagher reconoció “la participación en la verificación y el seguimiento de los compromisos de Irán, para evaluar si todo el material nuclear se utiliza con fines pacíficos”. Llevando acabo sus investigaciones, el OIEA asegura “una mayor paz y seguridad”.
Colaboración con la ONU
Terminando su discurso, Mons. Gallagher amonestó a la Conferencia que recordara la importancia de colaborar con las Naciones Unidas para lograr la no proliferación nuclear, proteger el medio ambiente, y supervisar el intercambio pacífico de tecnología nuclear.
El prelado concluyó diciendo que el OIEA y “las Naciones Unidas pueden respaldarse con diversas tecnologías nucleares y sus aplicaciones y así promover el desarrollo integral, mejorando nuestra administración de la creación de Dios”.
Richard Maher
Imagen: Arzobispo Paul Gallagher
(© El Mundo)