El encuentro se celebró en la Casina Pío IV los días 9 y 10 de diciembre
(ZENIT – Roma).- El Vaticano acogió los días 9 y 10 de diciembre una cumbre convocada para “atraer la atención inmediata del mundo a la amenaza que representa para la estabilidad mundial la presencia creciente en nuestro planeta de más de 125 millones de refugiados”. Así lo indican desde la Pontificia Academia de las Ciencias, en el comunicado de presentación del evento.
Un total de 80 alcaldes procedentes de distintos países de Europa han respondido a dicha cumbre, llamada: “Europa: los refugiados son nuestros hermanos”. Asistieron al encuentro varios alcaldes españoles: Manuela Carmena, de Madrid; Ada Colau, de Barcelona; Joan Ribó, de Valencia y Francisco de la Torre, de Málaga.
Desde la organización, recuerdan que en su carta encíclica Laudato si’, el papa Francisco llamó a una mayor conversión del corazón hacia “los hermanos y hermanas más frágiles”, argumentando que debemos incrementar los esfuerzos para prevenir las crisis humanitarias y, cuando así y todo ocurran, debemos asegurarnos de que nuestra respuesta sea adecuada a la enorme magnitud del desafío y oportuna de acuerdo con la urgencia de la necesidad. Suministrar carpas y agua potable después de que todos ya han fallecido a causa del frío y de la deshidratación es algo a todas luces inaceptable”. Específicamente, “el Papa nos pide en su Encíclica que demos prioridad a aquellos enfoques que traigan como resultado cambios apreciables para los excluidos y los marginados que más necesitan de nuestra ayuda”.
Esas personas, que requieren asistencia humanitaria urgente, han sido desplazadas de su tierra, entre otras razones, “como consecuencia de la guerra, del hambre y de los terribles desastres naturales” que han aumentado tanto en número como en magnitud en los últimos años, advierten.
En la actualidad, unas tres cuartas partes de todas las emergencias humanitarias del mundo son el resultado directo de una guerra. Para reducir esa cifra, nada sería tan eficaz como “poner fin a los conflictos armados”, e impedir que comiencen o vuelvan a ocurrir. Además, asegura el comunicado de la Pontificia Academia de las Ciencias, de esta manera “se acabaría de un plumazo con la principal causa de los éxodos masivos de refugiados”.
Finalmente, se asegura que urge que a los alcaldes, en cuanto las autoridades más próximas a la ciudadanía, “se les provea de competencias para atender, acoger y regularizar a todo tipo de emigrantes o refugiados”. Urge –precisan– que la voz de los alcaldes sea escuchada para promover puentes y no muros. Urge que “su autoridad se ponga al servicio del desarrollo sostenible e integral, de la justicia y de la paz”.