Pocas horas antes de que el aldamazo se coronara en sede judicial, el Gobierno trastabillaba en el Congreso de los Diputados suplicando votos para poder sacar adelante su 82 subida de impuestos, fundamentalmente a las clases medias y trabajadoras. Para ello secuestró la Comisión y alcanzó con nocturnidad y alevosía parlamentaria pactos sin sentido con formaciones políticas opuestas y enemigas.
Era la viva imagen de la inexistencia de un «bloque progresista», que es cosa bien distinta a un conglomerado de intereses a costa del desgarre del Estado, del dinero de los contribuyentes y de la decencia de toda una sociedad atónita y asqueada. En cualquier país democrático del mundo lo ocurrido durante esa madrugada en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados hubiera supuesto el fin de la escapada sanchista. Claro que sacan iniciativas ad hoc cuando todos se llevan su tajada, sí, y ¿hasta dónde les conduce? Simple pan para hoy y hambre para mañana… Lo que realmente teme ese inexistente «bloque progresista» es la pérdida del poder porque entonces acabaríamos por enterarnos de todo lo que han perpetrado y algunas de esas cosas son presuntamente delictivas.
He escrito en multitud de ocasiones en este Palo Alto que la profundidad de las desviaciones del sanchismo sólo se podrán conocer en toda su extensión cuando estén fuera de los despachos institucionales pagados por los contribuyentes. Eso es lo que realmente les tiene acongojados. La pérdida del poder.
La agonía no significa muerte. La agonía es el camino recto hasta la muerte. Habrán sacado adelante sus nuevas subidas de impuestos, incluso pueden aprobar los Presupuestos, pero la agonía existe. Esta legislatura sólo sirve para gastar a manos llenas el dinero que no les pertenece en un agujero negro insostenible.
GRACIANO PALOMO
Publicado en Okdiario el 23.11.2024