Se espera que el viaje del Papa a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur contribuya a promover el fin de la violencia. Así lo afirma, en una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos, el Secretario de Estado Vaticano, para quien la visita «podría marcar un punto de inflexión en los acontecimientos, a menudo trágicos, de estos países».
Ciudad del Vaticano, 28 de enero 2023.- África espera al Papa que no ha cesado de desear y construir este encuentro en las tierras, atormentadas por los conflictos y la explotación, de la República Democrática del Congo y de Sudán del Sur. En su 40º viaje internacional, Francisco llevará, del 31 de enero al 5 de febrero, la Palabra de Dios, la esperanza de la paz y el diálogo. Un viaje que en Sudán del Sur tendrá una fuerte connotación ecuménica; de hecho, junto al Sucesor de Pedro, estarán también el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields. Será «un ecumenismo de testimonio», reitera el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, precisando que esta visita se inserta en la línea de la cercanía a las Iglesias y a las comunidades locales, «vivas y activas», y en la «sociopolítica» que espera la reconciliación, en dos realidades que por motivos diferentes viven el drama de millones de refugiados, de guerrillas, de tensiones étnicas y políticas.
Eminencia, el Papa se prepara para partir hacia la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Una visita muy deseada, aplazada en julio del año pasado por dolores en la rodilla. ¿Qué deseo hay en el corazón de Francisco?
Como en todo viaje apostólico, el Santo Padre desea ante todo estar cerca, encontrarse con la Iglesia y la población local. Yo diría que, en esta visita, este deseo es particularmente intenso porque se trata de un viaje largamente esperado que el Papa tuvo que aplazar por el problema de la rodilla, y porque se trata de dos países que se encuentran en una situación particularmente difícil a causa de los conflictos que tienen lugar: por eso, el Papa va allí como pastor que se encuentra con el pueblo de Dios y al mismo tiempo también como peregrino de paz y de reconciliación.
La primera parada será la República Democrática del Congo, donde también habrá un encuentro con víctimas del este del país. ¿Puede esta visita ayudar a curar las heridas del corazón de la gente?
Eso esperamos, porque son heridas realmente muy profundas. Es una situación prolongada: violencia, oposición y conflicto. Así que el hecho de que el Papa se reúna con las víctimas de esta situación es un gesto muy significativo que, sin duda, las reconfortará. Creo que el primer aspecto y la primera dimensión de este encuentro es precisamente el aspecto de reconfortar y consolar a estas poblaciones que han sufrido, con muertos, refugiados… Luego, el otro aspecto es siempre el de animar a no perder la fe, la esperanza, a no ceder a la venganza, a no aumentar las divisiones que hay, a tener la paz como meta. Por tanto, comunión y fraternidad son la finalidad del encuentro del Papa con estas víctimas.
Desde el Congo, el Santo Padre viajará a Sudán del Sur. En 2019 -recordamos- besó los pies de los líderes sursudaneses para suplicar por la paz. ¿Qué papel puede desempeñar la religión en la estabilización del país?
Las Iglesias cristianas -como yo también he podido comprobar- trabajan al servicio de toda la población, allí donde muy a menudo ni siquiera el Estado y a veces ni siquiera las agencias internacionales pueden llegar. Por ello, gozan de confianza y autoridad entre la población, lo que les ha permitido desempeñar un papel importante en el complejo diálogo internacional. Cuando estuve en Sudán del Sur, el propio Presidente me recordó aquel gesto que le hizo el Papa y que le conmovió honda y profundamente: podríamos decir que fue un gesto profético. Y es un gesto que compromete: creo que compromete a las autoridades, de verdad, a dar pasos concretos en el camino hacia la paz. Esperemos que este viaje dé continuidad a ese momento tan especial y les estimule a hacer elecciones concretas, a tomar decisiones muy prácticas para que el proceso de paz pueda alcanzar su objetivo.
El Papa visitará Sudán del Sur junto con el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de la Iglesia de Escocia. Así que también es un viaje con un fuerte valor ecuménico…
Sí. Esta presencia de los tres líderes religiosos -el Papa, el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de la Iglesia de Escocia- es una expresión muy significativa de ecumenismo, de hecho, un ecumenismo -yo lo llamaría- de testimonio. Mientras tanto, el mero hecho de que los tres vayan juntos es un signo de que es posible encontrar formas de comunión incluso más allá o por encima de las diferencias. Y luego, este compromiso común de los grupos religiosos presentes en el país de ser testigos del Evangelio, de ser promotores de la paz. Por tanto, será una presencia y será un viaje muy significativo precisamente porque será a tres voces.
Por ello, hay mucha expectación ante la presencia del Papa en estos países africanos. Usted mismo, como nos ha recordado, ha visitado recientemente los lugares que verá Francisco, donde se mezclan esperanza y pobreza, drama y futuro. ¿Cómo cambiar esta situación?
Es un cambio lento que requiere compromiso, la convergencia de los esfuerzos de todos. Cada país tendrá que intentar establecer políticas verdaderamente basadas en la justicia y la paz. Y luego, la comunidad internacional que debe trabajar al lado de los responsables políticos de cada país: apoyando a los países en esta delicada coyuntura, acompañándolos hacia la consecución completa de su desarrollo social, económico e institucional. Y en este contexto está también el papel de las Iglesias, como he mencionado antes, especialmente en los ámbitos caritativo, educativo y sanitario.
¿Cuál es su deseo personal para estos pueblos que ha conocido y visitado, y más en general para África?
Estoy muy contento de poder acompañar al Papa en esta visita, precisamente porque en julio hice el mismo viaje para decir a la gente que no se desanimara, que el Papa vendría, aunque tuviera que -en aquella ocasión- suspender su viaje. La gente entendió este mensaje y ahora está llena de alegría para recibir al Papa y estar con él. Creo que la esperanza es que este encuentro con el Papa y luego, en Sudán del Sur, también con los demás líderes religiosos pueda marcar un punto de inflexión en los acontecimientos, a menudo trágicos, de estos países, y pueda mantener la buena voluntad de todos: creo que realmente es necesario un compromiso renovado por parte de todos. Si existe este compromiso, será posible sacar a los países de las actuales situaciones de conflicto, será posible garantizar el desarrollo justo de toda la población y encaminar a estos países hacia un futuro mejor.
MASSIMILIANO MENICHETTI