Las Naciones Unidas vuelven a denunciar la falta de iniciativas concertadas para impedir las muertes en el mar: son al menos 1.600 las víctimas desde comienzos del año. Libia sigue siendo el lugar más peligroso para los migrantes, confirma la directora de la Organización Internacional para las Migraciones
28 de octubre 2025.- ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, expresa consternación y profunda tristeza por la trágica y evitable pérdida de unas ochenta vidas humanas en el mar, entre ellas las de algunos refugiados, en varios incidentes ocurridos frente a las costas del norte de África en los últimos días. Las tragedias se produjeron cuando algunas embarcaciones que partieron de Túnez y Libia tuvieron dificultades frente a las costas tunecinas.
Políticas y recursos insuficientes
Este año, señala la Agencia, más de 1.600 personas han muerto o desaparecido en las rutas del Mediterráneo y de África occidental, tras las 3.530 del año pasado. Pero el compromiso internacional para reforzar la capacidad de búsqueda y rescate con el fin de evitar estas tragedias sigue siendo totalmente insuficiente. ACNUR lleva tiempo pidiendo más recursos, un compromiso internacional más sólido y la creación de vías seguras y regulares para quienes huyen de guerras y persecuciones.

La trampa libia
Libia sigue siendo el país del norte de África más peligroso para los migrantes. Así lo declaró Amy Pope, directora general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en una entrevista concedida al semanario Arab Weekly, editado en Londres y especializado en política y sociedad del mundo árabe.
“Recibimos regularmente informes de migrantes secuestrados, detenidos para pedir rescate, sometidos a abusos y violencia en Libia”, afirmó Pope. La responsable de la OIM explicó que la mayoría de los migrantes que murieron en el Mediterráneo habían partido desde Libia. Según los datos de las autoridades libias, en el país hay hasta cuatro millones de migrantes irregulares.
Una multitud que ha aumentado también a causa de la intensificación de los esfuerzos europeos para limitar los flujos migratorios. La directora de la OIM también vinculó el agravamiento de la crisis migratoria con el conflicto en Sudán, estallado en el 2023, que obligó a millones de personas a huir. Según los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, más de trescientos cincuenta y siete mil sudaneses han llegado a Libia desde abril del 2023 hasta agosto de este año.
Muchas salidas desde Túnez
La OIM llama también la atención sobre Túnez, otro punto de partida de los flujos migratorios hacia Europa. Las salidas desde el país han disminuido tras el acuerdo de doscientos noventa millones de dólares firmado con la Unión Europea en el 2023, pero miles de personas siguen bloqueadas sin otra perspectiva que intentar igualmente la travesía.
Y fue precisamente desde Túnez desde donde zarpó la embarcación hundida el pasado miércoles con setenta personas a bordo. Los treinta supervivientes, procedentes principalmente de Camerún, Costa de Marfil y Guinea, fueron rescatados por la Guardia Costera tunecina.
Otra embarcación que partió de Zouara, en el oeste de Libia, con setenta y dos personas a bordo, se hundió frente a las costas tunecinas y cuarenta personas murieron.
Según relataron los treinta y dos supervivientes, en la embarcación viajaban refugiados y migrantes procedentes de Yemen, Bangladés, Ghana, Pakistán, Sierra Leona, Gambia y Guinea.
Nuevos desembarcos en Cerdeña
Como prueba de la intensidad de los flujos a través del Mediterráneo, se registró una nueva ola de desembarcos a lo largo de las costas del sur de Cerdeña, con setenta y seis migrantes llegados entre la noche del sábado y la mañana del domingo a varios puntos del litoral.
Todos estos migrantes, en buen estado de salud, fueron trasladados al centro de acogida sardo de Monastir para los procedimientos de identificación y asistencia.
Otros ciento seis migrantes llegaron a Lampedusa tras dos operaciones de rescate. Las patrulleras de Frontex interceptaron un barco que había partido de Zouara, en Libia, con noventa y seis personas de nacionalidad bangladesí, egipcia, marroquí y siria, y una embarcación de seis metros que zarpó de Jebiniana, en Túnez, con diez migrantes originarios de Sudán y Chad.
STEFANO LESZCZYNSKI
