En Jordania y gracias al proyecto Rafedìn han creado una colección de ropa bajo el nombre de ‘Made by Iraqi girls’
(ZENIT – Roma).- El drama de los miles de cristianos que han tenido que huir por la amenaza del Estado Islámico estará presente en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia a través de un ornamento litúrgico muy especial. Un grupo de refugiadas iraquíes en Jordania han enviado al papa Francisco una casulla para la JMJ de Cracovia. “Hemos hecho esta vestidura reciclando retazos de tela. Pero las cosas bellas y útiles para dar gloria al Señor a menudo pueden surgir de lo que se rechaza”, escribieron en una carta dirigida al Papa Francisco. Así lo indican desde la página web de la organización de la JMJ. “Tuvimos que salvar nuestras vidas, fue la única opción, ya que el Daesh (Estado Islámico) ofrecía a los cristianos las siguientes tres opciones: negar nuestra fe y convertirnos al Islam, pagar el impuesto, o morir”, afirman Farah, Maryam, Dalida y otras jóvenes que firmaron como “tus hijas” en la misiva enviada al Santo Padre.
Asimismo, cuentan que al llegar a Amán, capital de Jordania, las jóvenes fueron recibidas por el padre Corniole y un grupo de monjas que las ayudaron a ganarse nuevamente el sustento. “Fueron capacitadas en un taller de costura, debido a que Jordania no reconoce los diplomas expedidos en su país de origen”, precisan.
Estas jóvenes han creado una colección de ropa bajo el nombre de Made by Iraqi girls, que se promociona a través de las redes sociales y que ha logrado cierto éxito gracias a la combinación de elementos de la tradición oriental y occidental.
Jordania es uno de los países con mayor número de refugiados que huyeron del conflicto en Oriente Medio, recibiendo a unos 130 mil iraquíes, y 1,3 millones de sirios aproximadamente.
La jóvenes cuentan en la carta que encontraron “innumerables dificultades” en su huida y tuvieron que “dejarlo todo por poder conservar nuestra fe en Cristo”. Y así aseguran que eligieron “seguir a Cristo en quien creemos, Cristo, quien nunca nos ha abandonado y nos ha salvado dándonos la fuerza para aguantar las dificultades hasta que pudimos llegar a Jordania”. Asimismo, aseguran que “la vida aquí es más segura, aunque no tenemos derechos porque somos refugiados”. Pero –precisan– la Misericordia del Señor se ha mostrado aún más grande que las dificultades porque tuvimos la oportunidad de trabajar en el proyecto RAFEDÌN que el padre Mario Corniole fundó en colaboración con la Nunciatura Apostólica en Jordania, la Iglesia Caldea Iraquí, el párroco Padre Zaid Habbabi, el Sr. Anton Nameer, las hermanas salesianas de Amman y con la ayuda algunos voluntarios italianos.
La iniciativa que han lanzado, tras los cursos de corte y costura para ropa de mujer, les ha dado “una gran alegría porque él nos ha ayudado espiritual y materialmente
Las jóvenes manifiestan su sueño en la carta dirigida al Papa. “Soñamos con instalarnos en un país seguro donde se nos respeten nuestros derechos humanos, en donde poder trabajar para vivir en paz y serenidad con la oportunidad de seguir estudiando”, indican.
Por otro lado piden al Santo Padre que las recuerde en la oración y que rece por Irak, “para que Dios nos conceda la paz y para cada país que lo necesita. Que quienes causan las malas acciones que sean tocados con la caridad y la misericordia”.
Finalmente, las jóvenes explican que por eso le regalan la casulla, “con la esperanza de que un día pudiese usarla para la celebración de la Santa Misa y rece así por nosotros”. Además, indican que es “un signo de nuestro amor hacia usted y agradecimiento por su testimonio y sus palabras”. Al respecto, las jóvenes refugiadas reconocen que cosieron la casulla “con los restos de nuestro trabajo”. Un símbolo del “descarte” que ellas también sufrieron por “los hombres malvados que nos han expulsado de nuestra tierra”.
Y recuerdan que “de los residuos puede nacer muchas veces algo bueno y útil para dar gloria al Señor”, precisando que esperaban conocerle en Cracovia durante la JMJ para tener su bendición, “pero hay algunas cosas que impidieron nuestro sueño de participar en este encuentro de los jóvenes, porque somos refugiados en Jordania y no hemos podido conseguir una visa”.