Firman en Varsovia un importante documento sobre la cuestión de los refugiados por parte de los representantes de las Iglesias cristianas en Polonia
“No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo”. Se abre con esta cita de la Carta de san Pablo a los Hebreos, (Hb 12, 2-3), el importante documento sobre la cuestión de los refugiados firmado el jueves, 30 de junio, en Varsovia por los representantes de las Iglesias cristianas en Polonia.
“Los pueblos de Europa, así como la Iglesia de nuestro continente deben hoy afrontar el gran desafío de la crisis migratoria”, se lee en el texto. “Cerca de tres millones de personas, procedentes de los países de África y Asia, han cruzado las fronteras de la Unión Europea. Algunos huyen de las guerras y persecuciones de carácter religiosos, otros van en busca de una vida mejor.
La actual situación, observan las Iglesias cristianas, “ha puesto a prueba la idea misma de colaboración entre países de la Unión Europea” y “se ha notado la polarización de las posiciones sobre la eficacia de los métodos adoptados para gobernar la crisis migratoria”.
También Polonia tiene que enfrentar este desafío. Ya en el pasado el país ha ofrecido refugio a aquellos que tuvieron que huir de las persecuciones, como “expresión de la sensibilidad cristiana y tradición nacional”. Delante de los dramas del mundo de hoy, el documento afirma que “la tarea de las Iglesias es el de educar los corazones para socorrer a los que sufren, a aquellos que huyen de las guerras, persecuciones y muerte con obras concretas de misericordia. Tal actitud de los cristianos en lo relacionado con el otro desde el inicio de la Iglesia constituye una marca distintiva”.
Los cristianos –afirman las Iglesias polacas– deberían perseguir el camino de colaboración con las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades competentes a nivel nacional. No hay duda de que “la solución del problema de los migrantes en Polonia, como en Europa, requiere una colaboración de las personas de buena voluntad a varios niveles” pero son sobre todo necesarias “generosidad y sabiduría, corazón abierto y una legislación apta para garantizar el respeto de la dignidad de los ciudadanos del país que hospeda y de aquellos que piden ayuda”.
“Solo un compromiso humanitario a gran escala, apto para considerar las razones políticas y económicas de las difíciles situaciones, puede llevarles una mejora efectiva”, se lee en el texto.
Es necesario no perder de vista “la razón principal” de la actual crisis migratoria son las guerras en Oriente Medio y en África. “Desde allí sale la necesidad de rezar por la paz, de continuar los esfuerzos de mediación y de apelarse incesantemente a la conciencia de los gobernantes”.
“Muchas personas se han quedado en sus países, y allí esperan que nuestra ayuda llegue directamente a las regiones golpeadas”. Al mismo tiempo es necesario cuidar “de aquellos que han decidido dejar la tierra de sus antepasados”. A los fieles de las distintas Iglesias se les pide por tanto “rezar y ayudar a los necesitados”. “No podemos abandonar la búsqueda de soluciones a la crisis actual”, subrayan los representantes cristianos.
Finalmente, concluyen con el deseo de que “tal acción pueda constituir el impulso para un desarrollo ulterior del voluntariado en nuestras parroquias, dirigido a prevenir, de forma eficaz y responsable, nuevos problemas”.