La nueva cesión sanchista de lo que no es suyo ha entrado ya en una deriva irreversible. Competencias exclusivas del Estado entregadas por siete malditos votos a aquellos que perpetraron un golpe de Estado y que, gracias al entreguismo de un presidente del Gobierno necesitado de subsistencia, va a triunfar el intento por otras vías.
Es tan falso y torticero este teórico jefe de Gobierno, que juró servir los intereses generales y sostener la permanencia del Estado, que es capaz de negar su propia existencia. Sus gapanes, que han copado todas las instancias de poder en la nación, repiten como papagayos lo que les ordenan desde La Moncloa en un ejercicio supremo de cinismo intolerable. Hace tan sólo unas semanas Sánchez, Montero, Marlaska y Alegría sostenían que era «del todo imposible» aceptar las exigencias de los separatistas que pretendían entonces y han conseguido ahora tener las competencias en inmigración y la salvaguardia de las fronteras de la vieja España.
Hoy, a tenor del pacto suscrito entre la ultraderecha secesionista y el PSOE, esas competencias que decían los portavoces sanchistas resultaban «exclusivas» del Estado, se han entregado a los más que declarados enemigos de España. Con nocturnidad, bochorno e indignidad.

Esto dice la portavoz de Puigdemont, una tal Miriam Nogueras: «Es el mayor traspaso de poder que se ha hecho nunca a Cataluña. Son funciones que ejercen los estados… Nuestra satisfacción es máxima. Una herramienta que tenemos que ir utilizando para ir ganando terreno de cara a la independencia».
Al menos hablan claro. ¿A cambio de qué Sánchez se atreve a poner en jaque la soberanía nacional? Por siete votos, los mismos que le permitieron tras el 23J permanecer en el poder y los mismos siete votos que le mantienen sujeto en la poltrona monclovita. Ésta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.
Es difícil encontrar las palabras justas para describir toda la indignidad que envuelve a ese personaje, rodeado por corrupción de la cabeza a los pies, y que ha hecho del poder su única razón de ser. A costa de todos y por todo.
A los separatistas ya les conocemos. Están en su papel, destruir España y volar el Estado de Derecho. Golpistas de principio a fin. La responsabilidad histórica recae sobre un chulo sin causa que nunca supo lo que es gobernar un país democrático y poner coto a sus desvaríos equinocciales.
¿Quién iba a decirnos a los españoles que tras el fracaso de la intentona golpista del 1-0 iban a conseguir sus objetivos, poco a poco y con apariencias parlamentarias y democráticas, por mor de un jefe de gobierno tan irresponsable, tan incapaz como marrullero? Lo de las fronteras, las competencias en inmigración (antes la amnistía para delincuentes de cuello duro) y todas las concesiones caras y graciables no es otra cosa que continuar con el proceso independentista pero por un camino distinto al de 2017. En aquella ocasión mediante el enfrentamiento directo contra el Estado y la Ley. Ahora aprovechando la debilidad política de un tal Sánchez.
Es lo que hay amigos. ¿Qué hacer con un jefe de gobierno que no sabe lo que es una nación de casi seis siglos?

GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 8.3.2025