Más de 12 mil migrantes desembarcaron en las costas italianas. El Papa recordó que los niños migrantes no son un peligro, sino que están el peligro
(ZENIT – Roma).- Más de 12 mil migrantes desembarcaron esta semana en las costas italianas, quienes sufrieron abusos, violencias y malnutrición durante la travesía. Y el balance que señala la portavoz de la agencia de refugiados de las Naciones Unidas (Acnur), Carlotta Sami, es dramático: unas 700 personas murieron en estos siete día en tres naufragios, aunque los números nunca los lograremos saber.
Como dramático es lo que emerge de las narraciones de los sobrevivientes, que cuentan haber visto niños que se ahogaban, violaciones y abusos de todo tipo. Así lo indicaron los 600 migrantes –de los cuales algunas mujeres embarazadas y 30 menores– que llegaron los días pasados al muelle italiano “Santa Lucía” de Palermo, tras haber sido rescatados en aguas internacionales. Ellos provenían de Libia y fueron transportados en un barco de Médicos Sin Fronteras.
El santo padre Francisco recordó el sábado en el Vaticano, conversando con los niños del ‘Treno dei bambini’ quienes le visitaron, que los niños migrantes no son un peligro, sino que están el peligro.
La persecución, los conflictos y la pobreza han obligado en el 2015 a más de un millón de personas a huir hacia Europa, es el nivel de desplazamiento más elevado observado en Europa occidental y central desde los años 90, cuando estallaron los conflictos en la antigua Yugoslavia, indican los datos Acnur.
Meses después del inicio de la crisis, el número de personas que arriesgan su vida cruzando el Mediterráneo y se desplazan a lo largo de la ruta de los Balcanes occidentales en busca de protección en distintos países de Europa se ha ido incrementando paulatinamente. La gran mayoría de quienes llegan proceden de zonas en conflicto como Siria, Afganistán o Irak y huyen para salvar sus vidas, por lo que se trata ante todo, de una crisis de refugiados. Cerrada o limitada la vía de los Balcanes, retomaron las travesías en el Mediterráneo.
El viaje es peligroso, pero para ellos, que han vivido años de violencia, conflicto y violaciones de derechos humanos, el huir de sus hogares y emprender este periplo es la única y desesperada opción que tienen. En el 2015, según datos ONU, más de 3.700 personas han perdido la vida en el mar en su intento de alcanzar las costas europeas.
Sergio Mora (Zenit-Roma)