Costa Rica, país sin ejército y con el 90 por ciento de energía renovable invitó, formalmente al Papa
El papa Francisco recibió el viernes 27 de mayo en el Palacio Apostólico, al presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís Rivera, quien estrechó la mano al saludar al Santo Padre diciendo: “gracias por recibirme”.
En la audiencia a puerta cerrada que duró 20 minutos, se conversó, dijo después el presidente Solís a la prensa, “de diversos temas en los que tenemos interés común”, como la necesidad de dar una respuesta global a la migración, sobre ambiente y lucha a la discriminación y a la pobreza. Por lo que se refiere al diferendo limítrofe con Nicaragua, expresó que los límites ya han sido marcados y que la situación es tranquila. Aseguró que se encontró muy a gusto con el Papa argentino, y que dialogaron fraternalmente.
El presidente del país que no tiene ejército y cuenta con más del 90 por ciento de energía renovable, inició en 2014 su actual mandato y lo concluye en el 2018. Hoy le reiteró a Francisco la invitación a Costa Rica, a lo que el Santo Padre respondió con el condicional “si es posible”.
Por una confusión entre el gobierno de Costa Rica y la Santa Sede con el horario del encuentro, la reunión comenzó más tarde de lo previsto, lo que supuso que se acortara el coloquio.
El presidente estaba acompañado por su pareja, la señora María Mercedes Peña y la hija de ambos, Inés de unos 10 años. Se encontraba también uno de los cinco hijos del primer matrimonio, Mónica, actualmente graduada. La pequeña Inés recibió una caricia del Papa, y le contó que le ha pintado un cuadro pero que hoy no trajo pero que ya lo habían enviado al Vaticano. La presencia de la compañera del presidente, aún sin estar casados, es una novedad en el protocolo Vaticano, que va en la línea del respeto y la acogida a las distintas situaciones familiares, como se indica en la exhortación Amoris Laetitia.
En el momento del intercambio de regalos, el presidente le entregó una talla de madera de un armadillo, y un par de xilografías indígenas o impresos con planchas de madera, hechos con el árbol autóctono jícaro.
Por su parte, el Santo Padre le regaló el medallón del olivo y le explicó que el árbol une las piedras en las que surge, lo que evoca la importancia del “unir” para “todos los que tienen responsabilidad de gobierno”. Asimismo, el Papa bendijo también los rosarios y objetos religiosos que le entregaron.
El comunicado de la oficina de prensa del Vaticano indica que “durante los cordiales coloquios, se señalaron las buenas relaciones entre la Santa Sede y Costa Rica”, y fue expresado “aprecio por la contribución que la Iglesia ofrece especialmente en el ámbito de la educación, de la sanidad, de los valores espirituales y de las actividades caritativas”.
A propósito de los regalos del mandatario costarricense, la secretaría de la presidencia indicó que según los indígenas de esta región, el árbol del jícaro es un enviado de los cielos, ya que mediante su fruto crearon utensilios para alimentarse o bien beber agua. También, por si fuera poco, la pulpa y hojas machucadas tienen propiedades curativas. Y con su madera se pueden realizar hermosas artesanías.
En cambio las xilografías indígenas son creadas por artistas de la zona sur de Costa Rica, específicamente de Rey Curré, Boruca y Térraba, y son una técnica de impresión con plancha de madera. El texto o la imagen deseada se talla a mano y se utiliza generalmente una sola matriz para cada página.
Sergio Mora (Zenit-Ciudad del Vaticano)