ENTREVISTA. Gonzalo Abadie explica que debemos proponer una catequesis al servicio de la iniciación cristiana
Los sacerdotes uruguayos Gonzalo Abadie Vicens (Montevideo, párroco de La Teja y director del Entre Todos) y Guillermo Buzzo Sarlo (Salto, formador del Seminario) han recibido el sábado 21 el premio Carlo Maria Martini International Award 2016, en una ceremonia presidida por el Card. Angelo Scola, arzobispo de Milán. De este modo han sido elegidos ganadores por un jurado de 10 miembros, integrado por teólogos, biblistas, filósofos, periodistas y artistas, sacerdotes y laicos, dos de ellos mujeres (una titulada en filosofía y teología, y la otra en ciencias políticas, ambas escritoras), un editor y exdirector del Corriere della Sera, y hasta uno de los rabinos más influyentes de Europa, amigo de Martini, así como también del secretario personal del fallecido cardenal.
Es un premio bianual instituido por los jesuitas de Italia a través de su Fondazione Carlo Maria Martini y del arzobispado de Milán, con el fin de honrar su legado y calibrar su influencia en todo el mundo.
ZENIT ha entrevistado al sacerdote Gonzalo Abadie Vicens después de la entrega del premio, para conocer más sobre el proyecto por el que han sido premiados y su visión sobre la labor del catecumenado en la Iglesia.
Han recibido el premio por el ensayo titulado: «Discipulado catecumenal de Adultos (DcA). Un itinerario inspirado en el pensamiento y la obra del cardenal Carlo María Martini». ¿Cómo surgió la idea de escribirlo?
— Padre Gonzalo: El trabajo presentado es en realidad como un palimpsesto, un texto que esconde debajo otras escrituras que lo precedieron y prepararon. No lo hemos dejado de escribir. Aquí la teoría nunca precedió la práctica. Se vieron implicadas la una en la otra ya desde el punto de partida. Sí, conocíamos la “teoría” del RICA —el Ritual de Iniciación cristiana de Adultos—, gracias al ITEPAL (centro de estudios del CELAM, de los obispos latinoamericanos) pero, ¿cómo llevar adelante su fuerza inspiradora que confirmaba nuestros propios sueños de una catequesis significativa para los que se acercaban a conocer a Jesús, o a conocer más a Jesús? El RICA es un proveedor de sueños, pero no te dice cómo soñarlos. Meterse con el RICA (y no hay otro modo de entrar en este camino de la renovación) es meterse en un problema sumamente desafiante, porque el RICA aspira a lo alto, no a la mediocridad. Diseña un camino sacramental que busca encontrarse con otro catecumenal con el que conformar una unidad que proponga la fe como un acontecimiento que haga entrar en el Misterio, en la Vida, que deje la huella de Cristo en el corazón y la comunidad. No se puede tejer un catecumenado sin estos dos hilos. El hilo sacramental lo proporcionó el RICA, y el catecumenal, Martini. Y ya que «texto» significa «tejido», hay que decir que se fue escribiendo en todos estos años.
¿Qué significa para ustedes recibir este reconocimiento? ¿Cómo han vivido la ceremonia?
— Padre Gonzalo: Hemos disfrutado minuto a minuto. Cada premiación estuvo precedida de un audio de alguna intervención del cardenal Martini relativa al tema del trabajo que resultó ganador. En nuestro caso, su voz hablando del itinerario que ofrece el evangelio de Marcos para aquellos que quieren hacerse cristianos. Nos encontrábamos en un salón del hermoso edificio del arzobispado de Milán, en una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Scola, sucesor de Martini. Nosotros venimos de lejos, de una Iglesia humilde y de un país pequeño. El Discipulado es un itinerario que llega al corazón de personas que encuentran la alegría y profundidad de Jesús en el interior de grupos pequeños, generalmente en alguna parroquia. Son personas con nombres, historias, cruces, esperanzas…, y personas que sin saberlo llevan algo de Martini en ellos, porque el Discipulado está moldeado por él. La ceremonia tuvo una gran importancia simbólica y afectiva para nosotros. Martini nos ayudó a pensar la catequesis, nos ayudó a proponer la Palabra como una lámpara para los pasos de mucha gente que le está agradecida, y, para colmo, nos daba un premio en esta hermosa ciudad de Milán. Y todo esto al cumplirse diez años que iniciamos este camino evangelizador.
¿Por qué decidieron inspirarse en el cardenal Martini y su manera de concebir una catequesis de carácter catecumenal?
— Padre Gonzalo: Porque el cardenal Martini da a conocer en un pequeño libro, que es una obra maestra, cómo el evangelio de Marcos, probablemente, fue el evangelio que usó la Iglesia primitiva como el manual del catecúmeno y de los alejados de la Iglesia. Y entonces nosotros pensamos reeditar esa experiencia, pero actualizada en la perspectiva misma del cardenal Martini, que va releyendo el evangelio de Marcos. Él revela cómo entendió la Iglesia naciente la iniciación cristiana, es decir, el hacerse una persona cristiana: no como el hecho de recibir información o doctrina, o clases, sino como un movimiento existencial desde fuera hacia adentro. Muchos, dice, que se piensan como cristianos, viven su condición de tales como lejanos, distantes, extrañados de la vida de Dios y de la Iglesia. Están en la superficie, ven confusamente… No han entrado al interior de Cristo, por lo que no pueden sentir lo suyo como propio. El evangelio de Marcos es el viaje a la interioridad, donde todo se ve, donde todo vuelve a empezar en Dios. Por otra parte, Martini explica el lenguaje que debe usarse con los que están lejos: un lenguaje en misterio, velado, en parábolas, un lenguaje que no muestra todo de primera, sino que invita al descubrimiento. El catecumenado de Marcos se parece a los libros de Martini: poca información, pero una profundidad insondable. Y así es el Discipulado: de fuera hacia dentro, de la superficie a lo profundo, y un modo de comunicar el evangelio apoyado no en enunciados conceptuales, sino en la fuerza de símbolos e imágenes presentes en cada texto del evangelio. El Discipulado, que se practica también con niños y con jóvenes, no usa ningún manual, sino el evangelio. «El significado más profundo del cristianismo no se encuentra en la filosofía ni en la dogmática, sino que está oculto bajo el velo de las alegorías y de los símbolos, para revelarse al que tenga entendimiento espiritual», dice con razón el cardenal Martini. El lenguaje para iniciar no es predominantemente doctrinal, sino iniciático, mistérico, porque es el que abre a la experiencia y se adapta a todas las situaciones: «A los que están lejos se les habla en parábolas». Solo después de experimentar la fe surge la necesidad de traducirlo a categorías conceptuales o doctrinales.
¿Por qué cree que es tan importante en la Iglesia de hoy volver a trabajar en estos itinerarios de catecumenado en la formación?
— Padre Gonzalo: Porque debemos proponer una catequesis al servicio de la iniciación cristiana, una palabra de parte de Dios que ayude a acercarse a él, a entrar en su Vida, y no lo contrario. Recuerdo ahora al renombrado catequeta europeo, Emilio Alberich, que hablaba de la paradoja de la catequesis, que lo que debería ser un proceso de iniciación cristiana, se convertía para muchos en un proceso de conclusión de la fe. Y recuerdo también al catequeta colombiano Manuel Jiménez, inspirador del Discipulado, decir que lo que hacemos como catequesis, aunque suene duro, no está al servicio de la iniciación cristiana. El catecumenado fue la prestigiosa institución que tuvo la Iglesia antigua para no defraudar a aquellos que querían conocer a Jesús. El Concilio Vaticano II pide que se restaure aquel modo de concebir la catequesis. Eso sucedió hace 50 años. El Congreso Internacional del Catecumenado que tuvo lugar en Chile hace dos años concluyó que ya sabemos qué es el catecumenado, y que en realidad ahora necesitamos conocer experiencias concretas. Nosotros tenemos una desde hace diez años. El itinerario del Discipulado no está conformado como un sistema doctrinal, no es un programa que va cubriendo «los temas» en extensión, sino que es un proceso que va siguiendo el curso de los discípulos en profundidad, que parten de una situación lejana y se van acercando a algo que no saben bien qué es pero que les fascina, que siempre los sorprende, y que deberán ir descubriendo poco a poco, mientras van comprendiendo que sus vidas ya no son las mismas, para entrar finalmente en el último símbolo, el de la cruz.
Gonzalo Abadie (xabadx@gmail.com) es un sacerdote uruguayo, es párroco y dirige el quincenario de la arquidiócesis de Montevideo, el “Entre Todos”.
(Rocío Lancho García Zenit-Roma)