La vuelta a las clases tras las vacaciones marca un momento crucial en el que los niños deben readaptarse a las rutinas escolares. Entre los factores esenciales para un rendimiento académico óptimo, el sueño destaca como uno de los más importantes.
Tras semanas de horarios más flexibles y actividades diversas, retomar una rutina puede ser un desafío tanto para los niños como para sus familias. Sin embargo, el sueño no solo representa un descanso físico, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo cognitivo, emocional y académico.
Además, el sueño no es solo un descanso, sino que es esencial para el desarrollo cognitivo de los niños, ya que, durante el sueño profundo, el cerebro procesa la información adquirida durante el día, consolidando recuerdos y aprendizajes mientras forja conexiones entre diferentes partes del cerebro. Esto es muy importante cuando tienen que enfrentarse a nuevas lecciones, tareas o desafíos que les exigen tanto esfuerzo mental como emocional. Por ello, si los niños no duermen lo suficiente, sus capacidades de concentración se ven afectadas y se produce una disminución del rendimiento académico. Además, la falta de sueño también tiene un impacto directo en su estado de ánimo, lo que puede influir en su comportamiento en el colegio y en sus interacciones con sus compañeros y profesores.
Es por ello que las familias deben adoptar estrategias que promuevan un descanso de calidad. Establecer horarios regulares para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, es fundamental. Una sola noche sin seguir un horario puede requerir muchas noches para recuperarse. También es crucial reducir el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir, ya que estos interfieren con la calidad del sueño. Crear un ambiente adecuado, tranquilo y oscuro, junto con actividades relajantes como leer o escuchar música suave, facilita la transición al descanso. Además, los niños deben dormir entre 9 y 11 horas por noche, dependiendo de su edad, para garantizar un estado óptimo de energía y atención al día siguiente.
En el método Montessori, el sueño adquiere una relevancia particular, ya que esta metodología prioriza el desarrollo integral del niño, atendiendo tanto a su bienestar físico como emocional y cognitivo. Montessori subraya la importancia de respetar los ritmos naturales del niño, incluyendo sus necesidades de descanso, y de preparar un ambiente que fomente el sueño saludable. Un espacio tranquilo y ordenado, diseñado para promover la autonomía del niño, no solo facilita el descanso, sino que también lo empodera para establecer sus propias rutinas relajantes antes de dormir. Este enfoque fomenta la independencia y el autocontrol, integrando el sueño como una pieza clave para el aprendizaje y el desarrollo.
En conclusión, el sueño desempeña un papel esencial en el rendimiento académico, el desarrollo cognitivo y el bienestar emocional de los niños, especialmente durante la transición de las vacaciones a la rutina escolar.
Adoptar hábitos saludables de sueño, como mantener horarios regulares, reducir el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse y crear un ambiente propicio para el descanso, ya sea desde una perspectiva general o bajo principios como los de Montessori, asegura que los niños estén preparados para enfrentar los desafíos escolares con energía, concentración y equilibrio emocional. La implicación activa de las familias en este proceso resulta clave para lograr un regreso a clases exitoso y armonioso.
LEE PEEL
Director de A Levels en TEMS