(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió a los miembros de la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el jueves 19 de mayo en el Vaticano. Cuando el cardenal Rubén Salazar, presidente le preguntó al Santo Padre qué desea que haga el CELAM, inmediatamente respondió: “Implementar la exhortación apostólica Evangelii Gaudium”, especialmente todo lo que hace referencia a los laicos. Desde hace 50 años o más se viene diciendo que “esta la hora de los laicos”, pero parece que se ha parado el reloj, dijo.
En la nota publicada por el CELAM sobre el encuentro con el Santo Padre, explican que el Papa recomendó especialmente la lectura y aplicación de la Carta que dirigió el pasado 19 de marzo al cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, con motivo de la reciente Asamblea que este organismo efectuó del 1 al 4 de marzo en Roma. En esta carta, el Pontífice reflexiona sobre el papel de los laicos en la Iglesia y en la sociedad.
Durante la reunión, el cardenal Salazar hizo referencia a su reciente encuentro con los embajadores latinoamericanos, acreditados ante la Santa Sede, sobre la Exhortación Amoris Laetitia. A propósito, el Santo Padre indicó que “el corazón de la Exhortación es el capítulo 4: el amor en la vida familiar, fundamentado en el capítulo trece de la primera carta de San Pablo a los Corintios”. También precisó que el más difícil de leer es el capítulo 8 y advirtió de que algunos “se han dejado aprisionar por este capítulo”.
Según indica la nota publicada por el CELAM, “el Santo Padre es muy consciente de las críticas de algunos, incluidos cardenales, que no han logrado entender el significado evangélico de sus afirmaciones”. Por eso señaló que la mejor manera de entender el capítulo 8 es bajo el marco de la presentación que hizo el cardenal Christoph Schönborn OP, arzobispo de Viena, “un gran teólogo, miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, muy familiarizado con la doctrina de la Iglesia”.
Por otro lado, el Santo Padre “mostró su preocupación por los problemas sociales que se están viviendo en América en general”. En concreto –indica la nota del CELAM– le preocupan las elecciones en Estados Unidos por la falta de una atención más viva a la situación social de los más pobres y excluidos, los conflictos sociales, económicos y políticos de Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina…
También le preocupan “las carencias del pueblo haitiano” y “la falta de diálogo de las autoridades de los países que comparten la isla, Haití y República Dominicana, a fin de encontrar una solución legal a los migrantes y desplazados”. Asimismo le preocupa “la manera de entender lo que es un estado laico” y “el papel de la libertad religiosa por parte de algunas autoridades mexicanas”.
Por el contrario, al Pontífice le anima ver “el avance que se está dando en los procesos de paz en Colombia”, “su próximo viaje a este país para hacer la visita pastoral a un pueblo que ha sido tan golpeado por la violencia y que necesita emprender caminos de perdón y reconciliación”. Y se entusiasma cuando comienza a hablar “de la patria grande que es América Latina” y “de los esfuerzos que no deben cesar para lograr la integración de nuestros pueblos”.
La presidencia del CELAM habló al Pontífice sobre los preparativos para el Congreso sobre el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, organizado por la Pontificia Comisión para América Latina-CAL y el Consejo Episcopal Latinoamericano-CELAM. Este Congreso tendrá lugar en Bogotá del 27 al 30 de agosto. Por ello, el Papa se alegró con esta información y animó a los obispos de América Latina “a unirse a esta gran celebración”.
Estuvieron presentes el presidente del CELAM, el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá; monseñor Carlos Collazzi, obispo de Mercedes, Uruguay, primer vicepresidente; Dom José Belisário da Silva, arzobispo de Sào Luis do Maranhão (Brasil), segundo vicepresidente; el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuan, Obispo de David, Panamá, presidente del Consejo de Asuntos Económicos; monseñor Juan Espinoza Jiménez, obispo Auxiliar de Morelia, México, secretario general; y el padre Leonidas Ortiz, de la Diócesis de Garzón, Colombia, secretario adjunto.