«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande». Son las tinieblas de nuestro mundo y de nuestra historia, y que a veces nos rodean y nos aprietan con crueldad.
Queremos ver la luz que brilla en las tinieblas, que nos dé consuelo y esperanza. Hoy empezamos el jubileo de la Esperanza, y sentimos que la necesitamos más que nunca. La encarnación del Hijo de Dios, que al tomar nuestra carne ha tomado nuestra debilidad, nuestra limitación, también nuestras penas y sufrimientos, no nos libra mágicamente de todo esto, sino que, al compartirlo con nosotros, nos hace ver la luz en la oscuridad.
Ahora, en estos primeros momentos, la oscuridad nos oprime, pero queremos creer y esperar que la luz acabará abriéndose paso, que vencerá a la oscuridad, que la vida vencerá a la muerte, que el bien será más fuerte que el mal.
Hoy, de momento, queremos consolarnos adorando al Niño, viendo en su carne trémula, ese destello de luz que alimenta nuestra esperanza.
¡Feliz Navidad!