Sin duda, la Navidad es una época cargada de simbolismo y tradiciones, de hecho, estas fechas son mucho más que celebraciones familiares, intercambios de regalos y decoraciones festivas. Y es que la Navidad es también un momento perfecto para fomentar en los niños valores fundamentales como la solidaridad, la empatía y el respeto hacia los demás. En esta temporada, los sentimientos de unión y generosidad parecen estar más presentes que nunca, lo que la convierte en una oportunidad excelente para cultivar estos valores en los más pequeños.
Desde que nacen, los niños están en un proceso constante de aprendizaje y lo que se les enseñe en sus primeros años, tiene un gran impacto en su desarrollo emocional, social y moral. Por ello, trabajar y fomentar de forma diaria los valores humanos, somo la solidaridad, son fundamentales para que los niños se conviertan en personas responsables.
Es muy importante que los padres, educadores y adultos en general se conviertan en modelos a seguir para los niños, mostrando de manera práctica cómo se puede ayudar a los demás. Por supuesto, esta enseñanza no debe limitarse a un solo momento del año, sino que debe ser parte de la formación integral del niño, pero se puede aprovechar la Navidad, por su carga simbólica y su ambiente, para hacer énfasis en todo ello.
Durante estas fechas, las actividades solidarias se multiplican, lo que crea una atmósfera propicia para enseñar a los niños la importancia de la generosidad y a ponerse en el lugar de quienes están en situaciones difíciles. Por ejemplo, se puede hacer partícipes a los niños de los juguetes o ropa que no quieren o no necesitan y que pueden donar, ya que durante estas fechas se celebran campañas de recogidas de alimentos, juguetes o textiles para aquellos que más lo necesitan, lo que invita a los pequeños a participar en acciones concretas de apoyo y solidaridad. Al involucrarse en este tipo de iniciativas, los niños descubren la satisfacción de dar sin esperar nada a cambio, siendo la generosidad un gran aprendizaje al ver cómo un pequeño gesto puede tener un gran impacto en la vida de otras personas.
Otra forma de fomentar la solidaridad en estas fechas es con películas navideñas, ya que muchas de ellas giran en torno a valores como la empatía, la bondad y la cooperación. Historias como El Grinch, es un ejemplo clásico de cómo la Navidad puede ser un catalizador de cambios en el corazón de las personas, inculcando el mensaje de que la Navidad no sólo se trata de regalos y adornos, sino de bondad, amor y compresión.
Ver estas películas en familia es una excelente oportunidad para hablar con los niños sobre el sentido de estas historias, identificar las lecciones que enseñan y ayudarles a relacionarlas con sus propias vidas. De esta forma, se les puede animar a pensar cómo pueden ser generosos con su entorno, ya sea compartiendo un juguete, ayudando a un amigo o colaborando en alguna actividad solidaria.
Las tradiciones familiares durante la Navidad también tienen un gran valor educativo, ya que muchas familias aprovechan esta época para hacer actividades que fomenten los vínculos familiares. Por ejemplo, decorar la casa juntos se convierte en una experiencia compartida en la que cada miembro de la familia aporta su creatividad, lo que permite a los pequeños familiarizarse con las tradiciones y símbolos navideños, además de fomentar en ellos la importancia del trabajo en equipo, por ejemplo. Otra actividad significativa es la preparación de comidas familiares, debido a que crea momentos de interacción positiva y les hace valorar lo que tienen, ya que al involucrarlos en este tipo de actividades hace que aprecien el trabajo y todos los recursos que se necesitan para ello. Este tipo de aprendizaje les ayuda a desarrollar gratitud por lo que tienen y a no dar por sentadas las cosas que a menudo forman parte de su vida cotidiana.
En resumen, la Navidad se presenta como una oportunidad perfecta para fomentar la solidaridad en los niños, pero no es la única. Esta época, cargada de acciones solidarias, y un ambiente de generosidad, permite que los pequeños aprendan de manera más activa sobre la importancia de la participación. Sin embargo, es vital recordar que estos valores deben ser trabajados durante todo el año, para que los niños valoren su importancia y crezcan siendo personas conscientes de su responsabilidad hacia los demás.
MARÍA LARIOS
Coordinadora de primer ciclo de Primaria del Colegio Europeo de Madrid