Extrañaba al columnista que en el enorme quilombo desentrañado por el empresario corruptor Víctor de Aldama, que al menos está teniendo el coraje (en beneficio propio, naturalmente) de tirar de la manta como nunca antes se había producido en España –excepción hecha de Luis Bárcenas contra dirigentes del Partido Popular–, que no apareciera por lado alguno el nombre de Iván Redondo. El lector recordará el rol fundamental que este consultor, ahora millonario, tuvo en la llegada al poder de Pedro Sánchez y su posterior enquistamiento en el mismo.
Poco antes de que el prócer socialista, una vez utilizado convenientemente, decidiera mandar a paseo a Redondo, tras no pocas conspiraciones en su contra por parte de Bolaños y Óscar López, este autor publicó un libro contando las andanzas del guipuzcoano; entre otras, que había cobrado más de 207.000 euros de Bárcenas, precisamente el hombre que con sus papeles consigue derribar al Gobierno Rajoy. Algo que Iván, en la actualidad uno de los lobistas más caracterizados del país, no me perdonará nunca.
Pues bien, Aldama –de alguna manera el Bárcenas del PSOE en materia corruptora– señaló está semana pasada varios nombres, entre ellos el del entonces director del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo. Según el confeso corruptor, es decir, Víctor de Aldama, había pedido entrevistarse con el jefe del Gobierno y su edecán contesta al corruptor que ello no resultaba posible pero que, a cambio, le ofrecía la posibilidad de entrevistarse con los ministros Ábalos y Teresa Ribera. Esa carta la firma de su puño y letra Redondo. Es decir, está confirmado que el corruptor se movía entre los despachos ministeriales como si estuviera en el vestuario del Zamora FC.
Esa carta del antiguo gurú vendehumos está en posesión de los distintos grupos políticos, entre ellos el PP, que medita qué hacer políticamente con la misiva.
Ignoro si la misma puede ser de alguna utilidad al juez instructor a la hora de situar hechos y situaciones con uno de los escándalos de corrupción más obscenos habidos en la democracia española; algunas informaciones apuntan en esa dirección, lo cual tampoco significaría nada desde el punto de vista penal para el firmante.
Lo que sí me atrevo a escribir es que esos modos y formas en la manera de conducirse de Sánchez, con desprecio absoluto a su propia reputación y la del resto de la humanidad, hunde sus raíces en los bien pagados consejos del acaudalado consultor.
Tal y como están las cosas, no sé si ahora algún otro partido político se está pensando en aceptar los servicios del profesional que trabajó para distintos candidatos del PP (Albiol, el inconmensurable Monago) que luego derribó a Mariano Rajoy e hizo al Sánchez que todos conocemos.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 8.12.2024