El Papa recibió en audiencia al Universal Peace Council (Consejo Universal de la Paz) que involucra a jóvenes de diferentes culturas y confesiones en la promoción de la paz en la zona de Oriente Medio: no hay que desanimarse ante los fracasos, es necesario el perdón y la voluntad de desprenderse de prejuicios y heridas del pasado.
Ciudad del Vaticano, 25 de noviembre 2024.- Una casa sobre la que se ciernen «las oscuras nubes del conflicto». Así describió el Papa Francisco a Tierra Santa, hogar de jóvenes de diferentes religiones pertenecientes al Universal Peace Council, el Consejo Universal de la Paz, comprometido con la promoción de la paz en esa zona. «Una tierra- afirmó Francisco en su discurso – que a lo largo de los siglos ha sido testigo de tanta violencia y sufrimiento», y que desgraciadamente todavía hoy, vive una situación de guerra. La paz, por tanto, resulta urgente y el compromiso de esta organización es expresión de un claro deseo que habita en el corazón humano y que es capaz de llevar a la unidad en la diversidad.
El diálogo es el único camino hacia la paz. Los jóvenes pueden ser grandes artesanos de paz a través del diálogo.
Preparar el camino para la paz
El Papa insistió en que son los jóvenes los que hacen la paz, porque viven de altos ideales, de entusiasmo y de esperanza. Sobre todo, son capaces de desprenderse de las heridas del pasado que perpetúan «la espiral de conflictos y divisiones».
Los jóvenes pueden ayudar a los demás a descubrir elementos cruciales que preparan el camino hacia la paz: el perdón y la voluntad de dejar atrás los prejuicios y las heridas del pasado. Los jóvenes son creativos, pero es feo cuando nos encontramos con jóvenes «ideologizados», en los que la ideología sustituye al pensamiento y a la voluntad de hacer el bien.
El diálogo, primer paso hacia la paz
Acercarse, escucharse, conocerse y buscar puntos en común: esto es el diálogo, un compromiso que hay que asumir porque «es el principal instrumento a nuestro alcance».
El diálogo es el único camino hacia la paz.
Los efectos devastadores de las guerras
Francisco, que sabe que ante el dolor causado por las guerras existe el riesgo de perder la esperanza, recuerda, sin embargo, que ella «no defrauda».
Es tan fácil desanimarse cuando vemos los efectos devastadores de la guerra y, los efectos devastadores del odio, por no hablar de la pobreza, el hambre, la discriminación y varias otras realidades que amenazan la perspectiva de la paz. Estas realidades son fruto de las guerras.
No perder la sana alegría
No hay que caer en el desánimo, frente a las críticas – según exhortó el Papa – es necesario, aunque no sea fácil, «llevar adelante la causa de la paz». Requiere sacrificio y «voluntad de volver a comprometerse cada día, sobre todo cuando las cosas no parecen andar como quisiéramos».
Todos somos hermanos y hermanas y los esfuerzos por promover la reconciliación, la armonía y la paz siempre merecerán nuestro tiempo y esfuerzo. Y, por supuesto, nunca pierdan el sentido del humor: esa «sana» alegría…. Esto es muy importante. No perder esa capacidad de alegría que ayuda a ver las cosas de la mejor manera.
BENEDETTA CAPELLI