La campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada por los cristianos perseguidos llega a la archidiócesis. La Almudena se iluminó del color de la sangre para «estar cerca de nuestros hermanos», según el cardenal Cobo.
21 de noviembre 2024.- Akash Bashir echaba una mano en su parroquia vigilando la puerta para que no entrara nadie peligroso. En su Pakistán natal no era algo extraño. El 15 de marzo de 2015 se estremeció al oír una fuerte explosión en el cercano templo protestante. Cuando minutos después dos integrantes del grupo talibán Jama-at-ul-Ahrar intentaron entrar en la iglesia, se abalanzó sobre uno. El terrorista accionó su chaleco explosivo y mató a 20 personas, incluido Akash. Pero, gracias a él, las 2.000 que rezaban dentro se salvaron. «Por amor a Jesús hemos perdonado», aseguraron sus padres. Su historia, junto con otros tres testimonios de martirio en Libia, Kenia y Nigeria, forma parte de la exposición La belleza del martirio. La organiza Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés) y la madrileña catedral de la Almudena la alberga hasta el 24 de noviembre con motivo de la RedWeek, una semana para concienciar sobre los cristianos perseguidos en la que los monumentos de 17 países se iluminan de rojo en su memoria. Es una iniciativa que, como explica José Fernández Crespo, responsable de Promoción de ACN, «lleva haciéndose desde 2015». Empezó con el Cristo del Corcovado y más tarde tiñó el Coliseo de Roma y la Torre Eiffel.
Este año, por primera vez, la RedWeek se celebra también en España con la participación de 20 monumentos en todo el territorio. La capital, Madrid, vio el miércoles cómo su catedral brillaba de color rojo, al igual que algunas parroquias de la diócesis y la provincia eclesiástica. «Queremos que esa luz nos ayude a estar cerca de nuestros hermanos y a vivir siendo sensibles a la falta de libertad», ha dicho al respecto el cardenal Cobo en un videomensaje. Por su parte, Fernández Crespo revela que «queríamos iluminar un edificio grande no solo para la Iglesia local, sino para la universal, por lo que la catedral de la Almudena debía tener un lugar privilegiado». Justo antes, albergó una Misa por los cristianos perseguidos presidida por su deán y con varios vicarios y asistentes eclesiásticos de ACN.
Un visitante observa el caso de Kenia en La belleza del martirio, en la Almudena. (Foto: Rodrigo Moreno Quicios)
«Madrid se ha incorporado de forma espectacular y hemos recibido una acogida increíble del cardenal Cobo, que desde el primer momento dijo que sí a la propuesta de iluminar la Almudena porque conoce muy bien nuestra labor», cuenta a Alfa y Omega José María Gallardo, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Según explica, teñir de ojo estos edificios es solo la punta del iceberg de la RedWeek. Las 125 iglesias que se han inscrito en 30 diócesis también «van a realizar vigilias de oración o a leer comunicados en defensa de los cristianos. Podrán escuchar sus testimonios en el documental Héroes de la fe», que se ha lanzado para esta campaña. Otras ayudarán a difundir el informe ¿Perseguidos y olvidados? sobre la persecución contra los cristianos en todo el mundo. «Pensábamos que iba a ser una iniciativa muy sencilla y vemos que se ha desbordado», reconoce Gallardo, quien define como «una alegría inmensa» que cada vez más parroquias se estén sumando al programa.
Francisco Cañestro, párroco de Nuestra Señora de los Ángeles, uno de los templos madrileños iluminado en rojo gracias a unos filtros para los focos proporcionados por ACN, revela que se ha sumado a la campaña porque su feligresía «peregrina a los Santos Lugares y es muy consciente de lo que ocurre en Oriente Medio». En las clases de Biblia, en las que participan 70 personas, «hacemos referencia explícita a las dificultades que tienen allí para vivir su fe». Así, la suya es «una comunidad motivada, informada y con sensibilidad hacia los cristianos perseguidos». Finalmente, Gabriel Díaz Azarola, párroco de San Vicente de Paúl en Valdemoro, reconoce que «nunca es suficiente. Esta es una causa que deberíamos tener en mente todo el año».
RODRIGO MORENO QUICIOS
Alfa y Omega