María Lozano, vicedirectora de comunicación internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, explica el reto de dar siempre ‘la noticia cierta y con justicia sobre lo que ocurre’
(ZENIT – Roma).- Es muy importante no acostumbrarse al sufrimiento ajeno. Estamos viviendo un momento en el que se habla mucho de los cristianos perseguidos, también en parte gracias al papa Francisco que los tiene muy presentes. Existe el riesgo de “cansarse” de escuchar hablar de estos dramas. Por eso es fundamental recordar que ellos también están cansados de sufrir. Y son muchos los conflictos olvidados, frutos de una cadena: sino no le interesa a los medios de comunicación, la gente no los tiene presente y así, nadie habla de ellos.
Es la reflexión que hace María Lozano, vicedirectora de comunicación internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), fundación de la Santa Sede que trabaja para ayudar pastoralmente a la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo.
En una entrevista concedida a ZENIT, recuerda que hay una “Iglesia heroica”, muchos rostros desconocidos, que “están haciendo una labor maravillosa” que son la cara real de la Iglesia en el mundo. Es una “Iglesia mártir que se da por amor” y “no podemos olvidarnos de ella”.
María Lozano nos explica cómo es la labor de una fundación que trabaja para ser voz de las Iglesias locales que viven la persecución y el sufrimiento. Los temas que trabajan desde el punto de vista de la oficina de comunicación, “los va dando la vida misma”. Nosotros –indica la periodista– presentamos los hechos que muchas veces no salen en los medios de comunicación o proponemos la visión de la Iglesia local en esos conflictos que se están desarrollando.
Tal y como precisa María, la organización nació en 1947 después de la segunda guerra mundial y vivió todo el conflicto de la guerra fría y el comunismo. “Ahora tenemos otros problemas, los focos de crisis se van cambiando”, asegura.
Así, observa que hay países que dejan de ser “focos de atención” y otros que empiezan a serlo. Desgraciadamente –señala María–no hay nunca calma en este tema, solamente cambian los puntos geográficos. Aunque precisa que sí es cierto que existe un reforzamiento del fundamentalismo islámico y de ciertos países que están interesados en promover un islamismo falto de cualquier tipo de diálogo.
Y esto lo constantan con información que reciben directamente de sus contactos en países, por ejemplo de África en donde “se dan cuenta que en zonas en las que cristianos han vivido en paz durante años con los hermanos musulmanes, están empezando a crearse problemas y focos de fundamentalismo que hace que la convivencia sea muy difícil”.
Al respecto, la vicedirectora de comunicación afirma que uno de los pilares para la fundación, junto con la oración y la ayuda efectiva de donación ha sido siempre “llevar la información, llevar este mensaje a los benefactores, que no queremos solo que apoyen financieramente, sino que se unan a esa Iglesia, con la oración y sabiendo para qué están donando y cuál es el sufrimiento de la Iglesia que están aliviando”.
Y, ¿cómo se puede gestionar la comunicación y la información efectiva y contrastada en países en los que las situaciones son tan dramáticas y en muchas ocasiones confusas? María Lozano precisa que hoy en día “en parte es más fácil porque tienes el testimonio directo. Antes quizá llegaba en carta o a través de alguien que lo había escuchado de otra persona y lo podía contar”. Por eso, se aprecia ahora la facilidad que les da que “nuestros hermanos en Irak o Siria te manden un mensaje por facebook o whatsapp que ayuda a estar más en medio de lo que está pasando”.
Sin embargo, la parte negativa es que cada vez llegan más mensajes que no son directamente de la Iglesia local y hay que verificar. “Esto a veces está causando problemas como fue por ejemplo la supuesta crucifixión del padre Tom. No es necesario crear este tipo de rumores porque la realidad ya es muy dura, y esto hace que se desprestigie o se ponga en duda lo que sí está pasando”, observa la periodista. Por eso, asegura que para ellos es “un reto dar siempre la noticia cierta y con justicia sobre lo que ocurre”.
Finalmente, subraya que existe un intercambio entre la Iglesia que ayuda y la Iglesia que necesita esa ayuda. “Como dijo el fundador de Ayuda a la Iglesia Necesitada: ellos están siendo probados en la fe, nosotros en el amor”, recuerda María Lozano. Pero también nuestra fe se ve fortalecida, “cuando se escuchan testimonios de personas, por ejemplo, en Sudán del Sur, que caminan durante horas para poder ir a misa dominical, cuestiona la capacidad de uno mismo en su vida de fe diaria.”
Rocío Lancho García