La organización japonesa de supervivientes de la destrucción de Hiroshima y Nagasaki fue elegida por el comité de Oslo por su compromiso de diez años contra las armas nucleares. «Su contribución ha ayudado a difundir una cultura en favor de la abolición en todo el mundo, pero hoy este tabú está bajo presión. Una guerra nuclear podría destruir nuestra civilización».
12 de octubre 2024.- Honrar a todos los supervivientes que, a pesar de su sufrimiento físico y sus dolorosos recuerdos, eligieron utilizar su costosa experiencia para cultivar la esperanza y el compromiso por la paz.
Con esta motivación se ha concedido en Oslo el Premio Nobel de la Paz a la organización japonesa Nihon Hidankyo, que agrupa a quienes consiguieron salvarse de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Valiosa contribución
El testimonio de estas personas – a las que se denomina Hibakusha con un término japonés – ha sido útil «para describir lo indescriptible, para pensar lo impensable y, en cierto modo, para comprender el dolor y el sufrimiento causados por las armas atómicas», según ha anunciado el Comité Nobel noruego.
La decisión de conceder este importante premio a Nihon Hidankyo se tomó para rendir un solemne homenaje a la formidable y constante contribución de la asociación japonesa a la difusión de una cultura internacional de oposición a las armas atómicas que, con el paso del tiempo, se han considerado inaceptables.
Tabúes bajo presión
Por ello, según la comisión parlamentaria, es absurdo que este mismo tabú esté ahora sometido a presión: «Las potencias nucleares están modernizando y mejorando sus arsenales, otros países parecen dispuestos a adquirir armas nucleares y se amenaza con utilizar armas nucleares en guerras en curso. En este momento de la historia de la humanidad, merece la pena recordar que las armas nucleares son las más destructivas que el mundo haya visto jamás».
Futuro en peligro
En la motivación de la concesión del premio también puede leerse una fuerte preocupación por la posible escalada atómica que las guerras de Ucrania y Tierra Santa podrían deparar en un futuro próximo:
«Las armas nucleares actuales tienen un poder destructivo mucho mayor. Pueden matar a millones de personas y tendrían un impacto catastrófico en el clima. Una guerra nuclear podría destruir nuestra civilización».
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