Los invitados a la sesión informativa de hoy, 11 de octubre, aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, han sido el cardenal Tobin, monseñor Mackinlay y el profesor De Simone, según el cual «el método de esta Sesión es revolucionario y tiene mucho que decir al mundo». En las preguntas sobre el tema de los abusos: «Las soluciones propuestas son para el bien de todos».
Ciudad del Vaticano, 11 de octubre 2024.- «El 11 de octubre es una fecha simbólica que conmemora el aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II», que tuvo lugar en 1962. Con este estilo compartido de memoria viva y de futuro, esta mañana, 11 de octubre, haciendo balance de los trabajos del Sínodo con los periodistas en el briefing en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, estaban Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión para la Información, y Sheila Pires, secretaria de la misma Comisión.
También estuvieron presentes el cardenal Joseph William Tobin, arzobispo de Newark, en Estados Unidos, monseñor Shane Anthony Mackinlay, obispo de Sandhurst, en Australia, y la profesora Giuseppina De Simone, catedrática de Filosofía de la Religión y coordinadora de la especialización en Teología Fundamental en la Pontificia Facultad Teológica del Sur de Italia.
El cuidado de las relaciones
Desde la tarde de ayer, 10 de octubre, se trabaja en el tercer Módulo que, como los anteriores, fue presentado por el cardenal relator general Jean-Claude Hollerich, informó Pires.
Había 346 personas presentes en el Aula Pablo VI. El tema central del módulo fue el cuidado de las relaciones: en particular, se afirmó, «las relaciones en la Iglesia deben basarse en la confianza, la transparencia, la coherencia». «Es necesaria una formación integral para preparar testigos de la misión de la Iglesia», subrayó el cardenal Hollerich, recordando, no obstante, que el discernimiento eclesial es distinto de las técnicas de gestión. En definitiva, se invitó a «desarrollar procesos participativos y transparentes de toma de decisiones en la Iglesia», con la consideración de que «es fundamental la evaluación periódica del trabajo de los responsables».
El encuentro entre Jesús y la mujer cananea
La conferencia del cardenal Hollerich de ayer por la tarde estuvo precedida por una meditación del cardenal electo, el padre Timothy Radcliffe.
En particular, el dominico -informó Pires- «exploró los procesos de transformación de la Iglesia a través de la página evangélica del encuentro de Jesús con la mujer cananea. El silencio de Jesús es visto como un momento de escucha profunda». Y precisamente «este silencio representa una oportunidad para que la Iglesia afronte cuestiones complejas y acoja los gritos de quienes buscan ayuda».
«Que se haga con ustedes lo que quieran»
Además, «el padre Radcliffe invitó a reflexionar sobre cuestiones fundamentales, como la relación entre igualdad y diferencia y el papel de la Iglesia como comunidad de bautizados con diferentes jerarquías, vocaciones y roles. Estas cuestiones, señaló el secretario de la Comisión de Información, “requieren una convivencia atenta y una oración continua, más que respuestas simplistas e inmediatas». Por eso, «la respuesta de Jesús – ‘Hágase con ustedes como quieran’ – es un signo de apertura y de inclusión, y muestra la creatividad divina para superar las barreras y acoger la identidad, la mirada de los diferentes», fueron las palabras del fraile predicador.
La plegaria ecuménica
Esta mañana, después de la oración -dijo Ruffini- ha continuado y concluido el debate en los Círculos Menores, que ya había comenzado ayer tras el informe introductorio del cardenal relator general. Un total de 341 personas estaban presentes en el hemiciclo. Esta tarde se presentarán los informes de las mesas lingüísticas.
Tras la votación del orden del día a debate, se sucederán las intervenciones libres. Esta noche, a las 19 horas, los miembros del Sínodo participarán en la vigilia ecuménica que tendrá lugar en el Vaticano – «en presencia del Santo Padre», dijo el prefecto – en la plaza de los Protomártires Romanos, de la Ciudad del Vaticano. Participarán en la vigilia los delegados fraternos presentes en el Sínodo y también representantes de diversas Iglesias residentes en Roma, «lugar donde ya se vive la unidad de los cristianos», señaló Ruffini. Además, concluyó, «en asociación con la celebración en el Vaticano, se han organizado oraciones locales en 80 lugares diferentes de todos los continentes».
Una escucha más profunda
Escucha, silencio, oración. Estos son tres de los criterios metodológicos más evidentes en los que se están basando los trabajos del Sínodo. Así lo explicó el cardenal Tobin.
«Esta vez, en comparación con el pasado, prosiguió el cardenal, que también es miembro del Consejo Ordinario y de la Comisión de Información, la escucha se ha realizado de manera profunda no sólo en el seno de las organizaciones eclesiales y con ellas, sino que ha habido un verdadero esfuerzo por llegar a todos». Esto favoreció también una «participación mucho más amplia, y esto dio la oportunidad de seguir de otra manera el curso de los trabajos y la profundización de los temas».
Teología en la realidad
«En mi opinión, prosiguió la profesora De Simone, el método que está caracterizando estas dos sesiones es verdaderamente revolucionario, y en sí mismo es un signo de esperanza. Es un método que tiene mucho que decir al mundo».
La docente recordó también el aspecto de la escucha «de la que brota una reflexión seria y rigurosa», y del silencio: «Es en sí mismo la capacidad de habitar la pregunta. No se busca inmediatamente la respuesta definitiva, sino que se permanece en la pregunta que emerge de las heridas que la humanidad nos presenta y nos ofrece». También es impresionante, continuó De Simone, que en las mesas de trabajo «se reúna todo el pueblo de Dios, gracias a lo cual experimentamos el sentido de la unidad». De este modo, también la teología «adquiere una presencia y un peso significativos, porque cae directamente en la realidad, en el tejido vivo de las relaciones».
Una nueva forma de hacer las cosas
Monseñor Mackinlay habló de la experiencia sinodal en su diócesis y en su continente. «El Consejo Plenario australiano -dijo- inició un camino unos años antes del Sínodo actual, reuniendo a unas 250 personas, entre obispos, religiosos y fieles. Y también en aquella ocasión experimentamos una pluralidad de temas a tratar, tocando con nuestras propias manos las preocupaciones de la gente».
Fundamental, pues, en nuestro trabajo fue «intervenir en la cultura de la Iglesia en cuanto a la forma de tratar los temas»; y eso es lo que «intentamos hacer también aquí en el Sínodo: es decir -explicó Mackinlay, miembro electo del Comité para la redacción del documento final- intentar convertir a la comunidad eclesial hacia una nueva forma de hacer las cosas. Es un camino de compromiso en corresponsabilidad y discernimiento que nos lleva a tomar juntos decisiones lo más eficaces posibles».
El encuentro con el Papa Francisco
Como es habitual, a continuación se dio espacio a las preguntas de los periodistas presentes en la Sala de Prensa. El cardenal Tobin informó sobre el encuentro del jueves por la mañana con el Papa Francisco junto con otros dos cardenales estadounidenses. «Habíamos quedado a las 7.30 de la mañana y ni siquiera fuimos los primeros en verle. Creo que se levanta a las 4 de la mañana», señaló el cardenal, que informó que había solicitado una audiencia porque «la Iglesia siempre encuentra maneras de hacer mejor lo que estamos llamados a hacer».
«Igual que ustedes tienen colegas con los que están más cerca», dijo el cardenal Tobin, refiriéndose directamente a los periodistas, «nosotros también».
A continuación, el arzobispo de Newark fue preguntado por la cuestión de los abusos. Según recordó, algunos episodios ocurridos en su diócesis habían sido la causa de su ausencia en el Sínodo de 2018 dedicado a los jóvenes. «Creo que el Papa quiere hacer lo mejor para la Iglesia y para las personas que se han visto afectadas. Las soluciones que se proponen son por el bien de todos», dijo, refiriéndose también a los sucesos vinculados a la sociedad peruana de vida apostólica Sodalicio de Vida Cristiana, en cuya dirección había sido delegado en 2016.
Un sínodo menos eurocéntrico
Luego, se abordaron cuestiones relacionadas con el sínodo en curso. Monseñor Mackinlay, que representará a Oceanía en el citado Comité para la redacción del documento final, destacó una visión menos eurocéntrica y una integración de diferentes «dimensiones culturales, especialmente Sudamérica y África», dentro del diálogo en la Asamblea de Obispos.
«Escuchamos cómo hay una responsabilidad compartida en la vida y las decisiones de las comunidades», añadió. El obispo australiano recordó su caso concreto: la preparación de los encuentros implicando también a los pueblos indígenas locales, a través de procesos que llevan «incluso dos o tres años», que, sin embargo, «permiten avanzar en la justicia y la reconciliación» entre las diferentes comunidades.
Acoger las distintas sensibilidades
Una pregunta se refirió al enfoque del Sínodo sobre las cuestiones LGBTQIA+. El cardenal Tobin señaló cómo se abordan estas cuestiones a pesar de que «no es tan obvio como a algunos les gustaría», recordando un pasaje de la meditación escrita por el padre Timothy Radcliffe. Para el predicador, «si uno no está satisfecho con la respuesta que recibe, no debe levantarse de la mesa. Siempre existe la posibilidad de dialogar». La profesora De Simone insistió en el principio fundamental de que no se pueden esperar «soluciones únicas para todos» en la materia, y abogó por «comprender las diferentes sensibilidades culturales».
Con las mujeres, los discursos cambian
Este concepto fue secundado por monseñor Mackinlay, quien señaló que en este tema no se parte «de cero», dadas las discusiones pasadas, y que durante la Asamblea de Obispos también se están tratando otras cuestiones «delicadas». «No pensaba -dijo el obispo australiano- que la poligamia encontraría tanto espacio».
Convencido de la eficacia de la sinodalidad como herramienta para abordar el contexto actual, el cardenal Tobin señaló dos elementos clave para trabajar por la paz: «Sentar a todos a la mesa e incluir a las mujeres».
La profesora De Simone amplió aún más el enfoque: «Con las mujeres, el discurso cambia. Yo diría que cuando hay una dimensión afectiva y relacional, los discursos cambian. Cuando se miran a los ojos y las palabras, aunque sean abstractas, cuentan la vida. Entonces es otra historia».
ROBERTO PAGLIALONGA y EDOARDO GIRIBALDI