En la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Yakarta, el Papa escuchó los testimonios de un sacerdote, una monja y dos catequistas: caminen siempre «de la mano».
Ciudad del Vaticano, 5 de septiembre 2024.- El deseo de caminar «de la mano», la petición de romper las barreras lingüísticas, la preocupación compartida por la naturaleza y por los «pequeños» -pobres, débiles, marginados o discapacitados- y el esfuerzo por ser «puentes de diálogo». Estos son los temas que se desprenden de los testimonios que el Papa Francisco ha escuchado en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Yakarta, durante el encuentro con obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, seminaristas y catequistas, celebrado esta tarde -madrugada italiana- del miércoles 4 de septiembre.
Cercanía a pesar de la distancia
El primero en tomar la palabra fue Maxi Un Bria, presidente de la Federación Indonesia de Sacerdotes Diocesanos (UNINDO). Dirigiéndose al Papa en inglés, describió su presencia como «una bendición para todos los sacerdotes, diocesanos y religiosos, que buscan caminar “de la mano”, sirviendo juntos a los fieles de todas las iglesias locales de Indonesia». Al recordar el compromiso, «en este país pluralista», de una Iglesia católica atenta «a promover el bien común de los fieles y de la nación», el presbítero agradeció «el cuidado paternal» que Francisco y sus predecesores han mostrado siempre «como signo de la cercanía de Pedro a nosotros, que estamos tan lejos».
Más unidos y en sintonía con la Iglesia universal
La hermana Rina Rosalina, de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, llevó el saludo de los consagrados: «A pesar de la inmensidad de Indonesia -explicó-, nos sentimos unidos en nuestro trabajo, apoyados por la Iglesia y la Conferencia Episcopal» del país. Dirigiéndose al Santo Padre, la religiosa confió: «Siempre intentamos aprender de usted», pero «desgraciadamente, debido a la distancia y a las barreras lingüísticas, a veces tenemos dificultades para acceder a los documentos emitidos por Roma». A pesar de nuestros esfuerzos, «las traducciones pueden llevar mucho tiempo», hasta el punto de que, prosiguió, «todavía estamos esperando poder leer algunas de sus enseñanzas en nuestra lengua materna, el bahasa indonesio».
Reiterando su deseo de «estar más perfectamente unidos y en armonía con la Iglesia universal, caminando juntos en sinodalidad», la religiosa interrumpió su testimonio en italiano para transmitir en español un mensaje de afecto de todas sus compañeras religiosas al Santo Padre: «Le queremos mucho y estamos agradecidas de tener un Papa tan cercano y pastoral». Al final del testimonio, Francisco habló brevemente con la consagrada, intercambiando algunas palabras, antes de que una canción introdujera otros dos testimonios.
Los catequistas, fuerza de la Iglesia
«Para mí, usted representa verdaderamente a San Francisco de Asís», dijo Agnes Natalia, profesora de la escuela primaria Santa Úrsula de Yakarta y catequista en la parroquia de Santa María Virgen Reina, compartiendo algunos pensamientos con Francisco. «Usted se preocupa mucho por la preservación de la naturaleza y por los “pequeños”, los pobres, los débiles, los marginados y los discapacitados» y «también ha mostrado una gran preocupación por los discapacitados», reflexionó la mujer, refiriéndose a algunas frases del Papa y a cuando, en 2020, dijo que «cada uno de nosotros es bello a los ojos de Dios» mientras recibía en el Vaticano a los niños autistas de la clínica ambulatoria Sonnenschein de St. Pölten (Austria).
Con la catequista, el Papa bromeó sobre el «parecido» con San Francisco, y luego se detuvo de pasada en la importancia del papel de los catequistas, los primeros en «llevar adelante la Iglesia», seguidos de monjas, sacerdotes y obispos, «pero los catequistas son la fuente, son la fuerza de la Iglesia». Francisco recordó entonces cuando, en un viaje a África, un presidente de la República le contó que había sido bautizado por el propio padre catequista: «La fe se transmite en casa, la fe se transmite en dialecto -subrayó-, y los catequistas junto con las madres y las abuelas llevan adelante esta fe. Se lo agradezco mucho a los catequistas, son buenos».
Puentes de diálogo para presentar el rostro de Cristo
De una presencia «muy alentadora» para los catequistas que trabajan «en esta tierra tan rica en diversidad» habló Nikolas Wijaya, profesor de Religión Católica en la Regina Pacis Senior High School de Bogor y miembro de la comisión de catequesis de la diócesis del mismo nombre. Recordando las palabras del Papa en la encíclica Fratelli tutti, el profesor insistió en el término «puente» como analogía de la presencia de la Iglesia en la sociedad, pidiendo a Francisco que rece por todos los catequistas para que puedan «ser puentes que unan a muchas personas», inspirando así un círculo virtuoso de «puentes de diálogo» a través de los cuales «presentar el rostro de Cristo con fe, fraternidad y compasión».
LORENA LEONARDI