En el contexto de la reunión que el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el CELAM presenta el “Manifiesto contra la Pobreza en las Américas”, para avanzar en un proceso contundente y trascendente hacia la justicia social en el continente.
23 de agosto 2024.- El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), presentó el “Manifiesto contra la Pobreza en las Américas”, en la reunión que el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), sostuvo, ayer, 22 de agosto, en el que sostienen que América Latina y el Caribe sufre la mayor concentración del ingreso y los mayores niveles de desigualdad en el mundo, como lo confirman los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y de la CEPAL de 2023.
En la reunión la OEA, informa ADN Celam – convocada también para reflexionar y conmemorar el Día contra la Trata de Personas; el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición; y el Día Internacional de los afrodescendientes”, la institución católica latinoamericana, al expresar su preocupación por la creciente realidad de pobreza y desigualdad en la región, exhortó a tomar en cuenta el Manifiesto, como un instrumento que impulse “un proceso contundente que actúe con la urgencia y valentía necesarias para lograr un paso trascendente hacia la justicia social en nuestro continente”.
La desigualdad no es solo económica
Al mostrar la disponibilidad de la Iglesia para seguir trabajando en favor de la población más vulnerable, el documento subraya el llamado que en los diferentes escenarios la Iglesia ha hecho desde el magisterio, para que los actores que tienen responsabilidades frente a flagelo de la desigualdad trabajen en beneficio de los pueblos.
En este sentido, subrayan que la desigualdad no es solo económica, de ingresos y de distribución de recursos; esta -aseguran- “afecta también las dimensiones sociales y políticas, perpetuando la injusticia, debilitando la democracia, atacando la dignidad intrínseca de la persona, y socavando el bien común”.
La desigualdad, una forma de violencia
Asimismo, afirman que la desigualdad y la falta de oportunidades en el ser humano es una forma de violencia, ya que limita el despliegue de potencialidades de cada persona. Aseguran, que esto además de quebrantar la democracia, va en detrimento de los derechos humanos, generando desconfianza entre los ciudadanos y las mismas instituciones del Estado
“Como consecuencia, el tejido social y comunitario se debilita, incrementando aún más la vulnerabilidad de poblaciones enteras, muchas veces lamentablemente criminalizadas, cuando en verdad son víctimas”, se lee en el manifiesto.
La desigualdad y la Casa Común
A continuación, el documento del CELAM – plantea que, a la problemática de la pobreza y la desigualdad, se le suma la explotación y el acceso a la naturaleza, recordando el llamado que el Papa Francisco hace al respecto sobre el cuidado de la Casa Común y la familia, para que se le otorgue a las presentes y futuras generaciones una vida digna.
La desigualdad y la estabilidad política
El Manifiesto del CELAM presentado a la OEA se refiere también a la “enfermedad social” que ha ido permeando a gran parte de las naciones, es decir, la polarización política, que ha generado que la misma sociedad se culpe de ello, pero sin tomar las medidas para contrarrestarla, creando con ello condiciones para que proliferen intereses criminales.
“Esto simplemente perpetúa el ciclo de pobreza e inequidad, agregando desesperanza y eliminando la posibilidad de que emerjan discusiones constructivas y soluciones efectivas”, afirma el documento.
En este sentido, señalan que la esperanza para encontrar un camino hacia la paz es el diálogo, la generación de puentes y el trabajo hacia una cultura del encuentro, teniendo como eje central a las comunidades.
La desigualdad y la pobreza alimentan migraciones
Apuntan que el fenómeno migratorio que está en el contexto actual de los países latinoamericanos y caribeños y que crece de manera desmedida, es fruto de la falta de unas políticas claras y de los acuerdos regionales que los Estados proponen que no han sido claros y estos terminan siendo un fracaso en términos sociales y económicos.
A este respecto, exhortan para que las naciones se abanderen y trabajen en la construcción de políticas claras y construyan condiciones de existencia dignas en cada nación, “para que la migración sea una opción libre, y no un recurso inviable ante la desesperación y la exclusión”.
El Manifiesto un aporte
El CELAM hace un llamado urgente a la OEA para que el Manifiesto contra la Pobreza y la Desigualdad en las Américas sea adoptado, pues consideran que es un desafío que requiere de nuevos enfoques, entre ellos, el revindicar la dignidad de aquellas comunidades más empobrecidas, siendo tenidas en cuenta como sujetos y no solo como beneficiarios pasivos.
“Este Manifiesto y su consecuente implementación – refiere el texto -podrán ser el hito histórico que lleve a la OEA a redefinir su misión para enfrentar conjuntamente los desafíos estructurales de nuestro hemisferio, con respuestas concretas que cambien esta realidad en el menor tiempo posible (…) Por ello, este Manifiesto es una oportunidad crucial para que la OEA fortalezca su trabajo por la justicia social en el hemisferio”.
Escuchar las voces de justicia
Finalmente, los pastore de la Iglesia latinoamericana animan a la OEA para que el trabajo que están por definir y las acciones a seguir estén inspiradas y encaminadas en el clamor de los pueblos, que han sido excluidos de la sociedad.
“Es el momento de ejercer el liderazgo moral y político, de escuchar las voces de justicia que se están levantando en todo nuestro Continente. Esto, además, será el gran aporte de las Américas ante la crisis global”, concluye.
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