“¡Que el deporte construya puentes, derribe barreras y favorezca relaciones pacíficas!” es el reiterado llamado del Santo Padre para que los Juegos Olímpicos inspiren el fin de la violencia en el mundo.
Comienzan los Juegos Olímpicos en París, un encuentro global que puede inspirar las razones para vivir la paz en un mundo azotado por las guerras sin medir consecuencias del daño a la humanidad y a cada persona martirizada de manera colateral por los estragos de los enfrentamientos y conflictos armados. Y esta competición multideportiva, ofrece una oportunidad para crear puentes de paz entre los pueblos.
El Papa Francisco en su cuenta X @pontifex_es ha recordado que el deporte es un antídoto para derribar muros y favorecer la paz:
“El auténtico espíritu olímpico y paralímpico es un antídoto para no caer en la tragedia de la guerra y para poner fin a la violencia. ¡Que el deporte construya puentes, derribe barreras y favorezca relaciones pacíficas! #TreguaOlímpica #París2024”
“Deseo que este evento pueda ser un signo del mundo inclusivo que queremos construir y que los atletas, con su testimonio deportivo, sean mensajeros de paz y modelos válidos para los jóvenes. De manera particular, según la antigua tradición, que las Olimpiadas sean una ocasión para establecer una tregua en las guerras, demostrando una sincera voluntad de paz”, decía también el Papa en el ángelus del domingo pasado.
Las competiciones deportivas en sí mismas demuestran el espíritu de competitividad por ser mejores y obtener buenos resultados. Más aún, cuando el trabajo es en equipo, ofrece la posibilidad de tener una preocupación concreta por la otra persona y respeto por el contendiente. Al final, el auténtico espíritu del deporte, crea un puente de relación pacífica con el otro, dejando aportes a la sociedad. Así hoy, se ve una oportunidad para los deportistas y las naciones que representan desde París para que sean artífices de la paz.
También en un mensaje del Santo Padre con motivo de los juegos olímpicos, expresa que “si realmente siguen siendo ‘juegos’, pueden ser, por tanto, un lugar excepcional de encuentro entre los pueblos, incluso entre los más hostiles. Los cinco anillos entrelazados representan este espíritu de fraternidad que debe caracterizar el acontecimiento olímpico y la competición deportiva en general”.
Además del deseo que la Tregua Olímpica sea respetada por los implicados en la guerra, los deportistas sean auténticos embajadores de la paz, también es pertinente el compromiso de cada persona en ser tejedores de paz, y elevar oraciones por la paz en el mundo.
JOHAN PACHECO