“Debemos gastar menos en armas y más en alimentos, vivienda, salud y educación”, es uno de los planteamientos de la misiva de monseñor Lizardo Estrada, secretario general del Consejo episcopal al organismo de la ONU que, en septiembre, tendrá su Asamblea general.
11 de julio 2024.- Temas como la crisis de la democracia, las migraciones, la ecología integral, la ausencia de tierra, techo y trabajo para miles de personas; además de la necesidad de caminar juntos, para que la dignidad no sea un lujo, son los temas planteados por la Iglesia Católica de América Latina, representada por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en encuentro con el Consejo Económico Social de la Organización de las Naciones Unidas-ECOSOC.
Monseñor Lizardo Estrada, secretario general y Guillermo Sandoval director del Centro de Gestión del Conocimiento, como representantes de la presidencia del CELAM ante el Consejo Económico Social de la ONU, en Nueva York, exponen cómo la Iglesia continental describe, estudia y enfrenta desde lo pastoral, las preocupaciones por el respeto de la dignidad de la persona humana y las circunstancias socioeconómicas de los pueblos, y los plantea ante los espacios de incidencia política como encuentros, cumbres y conferencias internacionales.
“Nuestra misión no es la de tomar partido político en el sentido partidista” – indica una nota publicada en ADN- Celam – que hace referencia a una carta que Mons. Lizardo Estrada, secretario general de Consejo Episcopal Latinoamericano, entregó el 10 de julio a Paula Narváez Ojeda, presidenta del Consejo Económico Social de la ONU, organismo que en su totalidad se reunirá en Asamblea general durante el próximo mes de septiembre.
Elevar el respeto a la dignidad de la persona
“La labor del Celam desde hace más de 60 años – se lee en la misiva – está dirigida al «acompañamiento de los procesos que permiten elevar el respeto por la dignidad de las personas”. Desde esa perspectiva la presidencia del Consejo Episcopal ratifica su deseo de aportar a la construcción de la paz y la dignidad humana: “Creemos que éste, que es el centro de nuestro magisterio social, también es un punto de encuentro para todas las personas de buena voluntad”, declaran convencidos de que “quien ama la paz busca y construye la justicia”.
En la nota, los obispos del continente reiteran su acompañamiento al trabajo que por la paz y la justicia social se adelanta desde el sistema de Naciones Unidas; sin desconocer la necesidad de reforzar los compromisos que emanan por causa de esta misión.
Democracia, migraciones, justicia social
“El ejercicio de la participación ciudadana, el fomento de la amistad cívica y la elevación de la calidad de la política, así como el pleno respeto a la libertad religiosa, son un imperativo de los tiempos actuales, y constituyen una tarea a promover por las Iglesias”, se lee en la nota en la que el CELAM reitera que es necesario entender la justa participación de todos en la distribución de los bienes, ya sean materiales e inmateriales, como un fundamento para el ejercicio de la democracia lo que implica “completar la democracia política con la democracia económica”.
Una situación que incide en la gravedad de la situación son fenómenos – explica la misiva – como el aumento del flujo migratorio y las consecuencias propias del desarraigo, el impedimento para vivir con libertad. Al respecto, la carta habla del trabajo de la Iglesia desde 635 centros distribuidos en la región, cuyas acciones están vinculadas con el sistema internacional para los refugiados.
En la misma medida, el CELAM – se subraya en el texto – se pronuncia sobre “el desarrollo humano que no es un simple crecimiento”, porque su preocupación es que todos los países tengan los bienes necesarios para que la vida sea plena y dentro de cada país, la distribución del bienestar alcance a todos y todas: “Sólo queremos para todos el acceso al trabajo decente, al salario ético, a la participación en los bienes de la Creación”, afirman.
Desarrollo humano integral
La nota recuerda que, en el continente, la Iglesia católica adelanta iniciativas que, en el camino de lo concreto, le permiten conocer la vida de sus gentes, tareas que aportan al horizonte planteado en los objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS): “Sentimos el deber de hacer presente la realidad de la Región, las carencias en su desarrollo humano integral y, por tanto, en la vida de las personas”.
Al concluir, la misiva enviada al organismo de la ONU reafirma la necesidad de “buscar caminos comunes”, pues “la primera tarea es construir esperanza. Para eso, queremos caminar juntos”. Con esta esperanza la Iglesia de América Latina y el Caribe implora a Dios por una “bendición sobre la tarea de construcción de paz de Naciones Unidas”.
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