¡Hace falta tener rostro de cemento armado! Aunque se veía venir, lo que ha perpetrado el particular Tribunal Constitucional (TC) de Conde-Pumpido borrando el delito de «malversación» en el caso de corrupción más voluminoso de todos los ocurridos en Europa en las últimas décadas ha provocado una oleada de profunda indignación e incredulidad.
Después de ello y de lo que llegará en breve, la toga de Pumpido no es que manche por el polvo del camino, sino que arroja un hedor a sospecha que echa para atrás. De verdad, en un caso de evaporización de más de mil millones de euros, ¿no ha habido nadie que se lo haya llevado? ¡Por favor! Un juez/magistrado no puede desconocer lo que la mayoría de la población conoce, según el viejo y sabio axioma jurídico británico.
La brunete mediática gubernamental se ha puesto como un basilisco porque el jefe del Partido Popular ha dicho que el Constitucional de Cándido no le ofrece ninguna garantía. Se ha quedado corto porque sólo ha señalado a Juan Carlos Campo y a la ex directora general de Moncloa, cuando en realidad el jefe de esa casa no es otro que Conde-Pumpido.
Durante casi medio siglo profesional dedicado a la observación de las cosas que vienen ocurriendo en el país que todavía llamamos España, nunca había visto nada igual. Cómo será su grado de descaro que ha ordenado a su servicio de prensa excluir de las notas del Constitucional argumentos de los magistrados discrepantes… ¡Viva la democracia! ¡Viva la transparencia! ¡Viva la honradez!
¿Cree Conde-Pumpido que la opinión pública y la publicada (salvo el Grupo Prisa y cuatro lewinskyanos marginales) es estúpida o tonta de baba? Podrá sacar de la cárcel a los malversadores de los ERE, pero no convencer a una inmensa mayoría de contribuyentes (que le pagan sus innumerables prebendas como jefe del Constitucional).
La sublevación de los magistrados en minoría (cuatro) a los que se les ha negado publicidad de sus votos particulares, lo han dejado claro: «Este Tribunal ha legalizado el robo de los ERE…». Otra institución que se va al carajo.
El periodista que más se distinguió en el destape del mayor caso de corrupción de Europa, al conocer el fallo del Constitucional de Pumpido, me mandó un WhatsApp con dos palabras: Estado de deshecho. Punto. Y aparte.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 6.7.2024