Hace unos días en la ONU una activista de Puerto Rico pidió irse de su condición de Estado Asociado a los Estados Unidos de América para unirse como una comunidad autónoma más de España.
La vida. Mientras unos cuantos feudalistas que habitan en las cavernas de Cataluña y País Vasco amagan con querer irse de España, más de boquilla que otra cosa, resulta que a un antiguo territorio ultramar de España, la isla de Puerto Rico, no le importaría nada ser la decimoctava comunidad de la antigua «Madre Patria».
Curiosidades de la historia. El movimiento de reencuentro con España no es nuevo por aquellos lares. No están a gusto dentro del encaje que les ofrece Estados Unidos y España sería una solución. Ya sé que no es nada fácil esa solución, entre otras cosas, por la enormidad de millas náuticas que existen entre España y Puerto Rico. La isla se considera menospreciada por Washington, pero tiene pocas bocas a las que sumarse.
Buscan un Estado con una cierta presencia internacional que les acoja con más fervor que sus vecinos norteamericanos y, sobre todo, con el que tener relaciones culturales y de ancestros.
Repito. NO es fácil; mejor, es muy difícil esa solución. Sin embargo, con el gesto, por ahora, debería bastar a un pueblo tan agotado como el español por tanto ganapán suelto tipo Sánchez. Desde el punto de vista moral, a cualquier español europeísta e hispanoamericano a la vez nos sirve de aliciente, por un lado, y de consuelo por otro, que una comunidad muy hispana otee siquiera la posibilidad de compartir nuestra organización política, nuestra forma de vida y nuestra manera de contemplar la existencia.
Ese es uno de los grandes cometidos del Rey Felipe VI: ahondar en aquellas raíces que luego dieron lugar a la emancipación. Estar presente en su futuro, cabalgando los valores que nos son tan propios. Hay cosas, como la puertorriqueña de la ONU, que con el simple requiebro basta.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 29.6.2024