Sólo en 2015, Manos Unidas financió 110 proyectos directamente relacionados con el sector sanitario, por un importe cercano a los 7 millones de euros.
No alimentar bien a un niño en los primeros 1.000 días reduce su desarrollo mental, su talla y peso y le aboca a la desnutrición crónica.
En Guatemala, el país con más desnutrición crónica de América Latina, el Estado ha sido denunciado y condenado por vulnerar el Derecho a la Alimentación en el “Caso Camotán”.
El 7 de abril, se celebró el Día Mundial de la Salud, una jornada en la que Manos Unidas reclamó que todos los países consideren prioritaria la Seguridad Alimentaria, como condición indispensable para que todas las personas puedan tener una vida saludable.
Durante este año y hasta 2019, Manos Unidas trabajará especialmente para garantizar el Derecho a la Alimentación como derecho inherente a la dignidad de toda persona. Además, la ONG continúa con su firme compromiso a favor de una Seguridad Alimentaria sostenible y respetuosa con el planeta, que se logrará cuando todas las personas tengan acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias y así poder llevar una vida activa y saludable.
Para luchar contra la pobreza y el hambre en los países más desfavorecidos, Manos Unidas financia desde hace 57 años proyectos de cooperación al desarrollo en cinco sectores: agricultura, educación, sanidad, promoción social y promoción de la mujer. En este sentido y en lo que se refiere a proyectos sanitarios, Manos Unidas ha financiado en el último año un total de 110 proyectos en África (70), Asia (24) y América (16) por valor de 6.947.025 €.
La lucha contra la desnutrición crónica en Guatemala, un ejemplo del trabajo de Manos Unidas por la seguridad alimentaria
Guatemala es el país con más desnutrición crónica de América Latina y el quinto del mundo, con un 49,3% de niños menores de 5 años que la sufren; cifra que alcanza eL 55,5% en las zonas rurales y que llega hasta el 69.5% en los niños indígenas. Todo ello entendiendo que, la “desnutrición crónica”, es la privación de alimentos prolongada y supone una pérdida de peso acentuada. El organismo para sobrevivir disminuye requerimientos y deja de crecer; es decir, mantiene una estatura baja para su edad y su recuperación es más difícil.
Tal y como asegura Carlos Arriola, doctor experto en desnutrición infantil en Guatemala y presidente de la Asociación Santiago Jocotán-ASSAJO, socio local de Manos Unidas en Guatemala “no se puede hablar de salud cuando una persona o una población no cuenta con alimentos dignos y beneficiosos para la salud o cuando no se dispone de alimentos para crecer y desarrollarse. Los programas que se realizan sin tomar en cuenta una buena nutrición, están violando el derecho a la salud y a la alimentación”.
Para Arriola, “tener una alimentación adecuada es esencial para tener salud ya que es lo que permite un buen crecimiento y desarrollo de los niños y ayuda a las defensas del cuerpo y, por lo tanto, reduce las enfermedades oportunistas como las diarreas o las bronconeumonías que son las principales causas de muerte en Guatemala y que no serían tan devastadoras si las condiciones nutricionales de los niños fueran las adecuadas”.
De hecho, tal y como explica el Doctor Arriola “los primeros tres años de vida son los más importantes para el desarrollo psicomotriz de un ser humano. En esta etapa los requerimientos de proteínas son muy altos, ya que estas proteínas favorecen la unión inter neuronal que dará como resultado niños inteligentes y cuerpos sanos. El no alimentar bien a un niño en los primeros 1.000 días reducirá su desarrollo mental, su talla y peso, conduciendo a una desnutrición crónica”.
En la zona oriental, donde trabaja el Doctor Arriola, y en sus comunidades más empobrecidas, ni siquiera se puede hablar de alimentación básica o esencial, sino de una “alimentación mínima” que, según explica, es “la que consiste en comer lo que está al alcance de la mano y no lo que se necesita. En esta época del año en la zona oriental se come tortilla de maíz con sal, café y, una o dos veces por semana, frijol. Las mujeres están comiendo dos veces al día y no superan las tres tortillas diarias. Algunos comen hierbas silvestres, pero esta dieta no garantiza ningún tipo de beneficio alimentario”.
Como explica el doctor Arriola “con el apoyo solidario de Manos Unidas hemos trabajado la Seguridad y Soberanía alimentaria desde una óptica integral, basada en el Derecho a la Alimentación. Primero, educando y alfabetizando mujeres, que son la base del hogar y la comunidad y logramos obtener un grupo de 900 mujeres que se alfabetizaron. De todas ellas, sólo a una se le desnutrió el niño.”
Asimismo, Manos Unidas, junto a ASSAJO, ha desarrollado proyectos que recuperan los alimentos y dietas ancestrales, basadas en una agricultura orgánica, la misma que se ha hecho milenariamente en la zona, pero que el mercado y la tecnología de las grandes empresas han devaluado. “Y también se apuesta por los huertos traspatio (huertos familiares) donde se siembra y cosecha alimentos y medicinas propias de la zona.” aclara el doctor Arriola.
Ejemplos así, asegura Carlos Arriola, “nos han enseñado que unidos en la búsqueda del bien común, se pueden lograr cambios; por eso decimos que la Soberanía alimentaria es un Derecho por el cual se debe luchar”.
El «hambre programada» y el caso Camotán
El doctor Carlos Arriola ha sido uno de los expertos que han documentado el conocido como “Caso Camotán” en el que cuatro familias indígenas chortís de ese municipio del Departamento de Chiquimula, al Este de Guatemala, denunciaron al Estado de Guatemala por la violación del Derecho a la Alimentación. Recientemente se ha publicado una tercera sentencia condenatoria lo cual, pese a fijar jurisprudencia, no hace ser más optimista al doctor Carlos Arriola que opina que: “las cosas no van a cambiar, porque no hay interés de los gobiernos de turno en cambiar el destino de la población ni en brindar oportunidades de desarrollo en condiciones de igualdad. Es lo que llamo – continúa el Doctor Arriola – “hambre programada”.De hecho las cuatro familias que entablaron la demanda al Estado de Guatemala por violación al Derecho a la Alimentación siguen en las mismas condiciones. No ha habido ningún cambio o mejoría”.
Para el doctor Arriola, las medidas que está adoptando el actual gobierno de Guatemala para paliar la crisis que se vive por falta de cosechas, son insuficientes: “en las últimas semanas el gobierno junto al Programa Mundial de Alimentos están dando dinero a la población explicando que con 550 euros al mes durante cinco meses, para que con esto se palie la crisis existente por pérdida de cosechas.” Pero, en opinión del doctor Arriola, “acciones como estas no solo son insostenibles sino improductivas y contradictorias. Esta semana han entregado ese dinero en unas aldeas de Camotán, el azúcar que vale Q 4.50 (quetzales guatemaltecos) la libra hoy estaba a Q 5.50. El maíz que cuesta Q 110 el quintal, hoy lo vendían a Q 155.00. Y esto se debe a que los comerciantes, al saber que hay dinero circulante, se ponen de acuerdo y suben los precios. Entonces se pregunta ¿estas medidas mejoran la pobreza?”