Concluyó ayer en Toronto el Simposio Internacional Interreligioso sobre Cuidados Paliativos, organizado por la Conferencia Episcopal Canadiense y la Academia Pontificia para la Vida. Expertos de diversos campos debatieron sobre las estrategias necesarias para aliviar el sufrimiento durante la enfermedad y al final de la vida. Mons. McGrattan: «La reunión fue una oportunidad para promover y comprender cómo la dignidad de la persona humana es una responsabilidad social».
Toronto (Canadá), 24 de mayo 2024.- La esperanza siempre es posible, incluso en los momentos más difíciles de la vida. Esta es la conclusión a la que ha llegado el Simposio Internacional Interreligioso sobre Cuidados Paliativos que se ha celebrado en Toronto (Canadá) del 21 al 23 de mayo, organizado por la Conferencia Episcopal Canadiense y la Pontificia Academia para la Vida.
Acompañamiento al final de la vida
Durante el evento, titulado «Hacia una narrativa de esperanza», se exploró la formación y la cultura de la responsabilidad social en los cuidados paliativos. Expertos en ética, medicina, sanidad, derecho y pastoral debatieron sobre las estrategias necesarias para aliviar el sufrimiento durante la enfermedad y al final de la vida, así como sobre las formas de proporcionar un acompañamiento humano adecuado para mejorar la calidad de vida y el bienestar de los pacientes y sus familias.
Las amenazas a los cuidados paliativos
Los participantes insistieron en la necesidad de distinguir entre los cuidados paliativos, que se centran en apoyar las necesidades de los enfermos y moribundos y aliviar su sufrimiento físico, espiritual y emocional, y la eutanasia, o el suicidio asistido por un médico, que son siempre atentados contra la dignidad de la persona. «Es urgente trabajar juntos – declaró el Presidente del Simposio, monseñor Noël Simard, – para promover los cuidados paliativos, amenazados por ciertas prácticas». «Los cuidados paliativos -añadió- son la respuesta, ofreciendo a la persona que sufre y agoniza un acompañamiento basado en el amor, la compasión y el respeto de la dignidad de la persona humana hasta la muerte natural»
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El aliento del Papa
Los participantes recibieron el 22 de mayo un mensaje de aliento del Papa, en el que Francisco los invitaba a perseverar en sus esfuerzos por promover los cuidados paliativos, que son una expresión de compasión y respeto por la dignidad infinita de toda persona. «Incluso cuando ya no es posible curar -fue la observación del arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida- siempre es posible cuidar de los demás. Los cuidados paliativos son una visión profundamente humana de la medicina. En las últimas etapas de la existencia terrena, hay que contrarrestar la indiferencia y la cultura del descarte. Los cuidados paliativos son una forma especial de caridad y deben fomentarse».
El coraje y la esperanza
Un grupo de trabajo tiene ahora la tarea de recoger las principales recomendaciones de los participantes, centrándose en cinco áreas: defensa de los cuidados paliativos, compromiso y apoyo de la comunidad, educación, integración de la dimensión cultural en los cuidados paliativos y la política, y legislación sobre cuidados paliativos. Cada miembro de la sociedad, fue la alocución del obispo William McGrattan, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, «tiene el deber de cuidar y amar a los enfermos y moribundos y de apoyar a sus seres queridos con compasión, para que nadie quede aislado, solo u olvidado en su momento de necesidad». Esta conferencia, dijo McGrattan a Vatican News – Radio Vaticano, «no era sólo internacional e interreligiosa. Fue realmente una oportunidad para promover y comprender cómo la dignidad de la persona humana es una responsabilidad social». Fue una oportunidad, concluyó, para mostrar «grandes signos de coraje y esperanza»
CHRISTOPHER WELLS
Enviado a Toronto