El arzobispo observador de la Santa Sede ante la ONU intervino ayer en Nueva York en el Foro Ecosoc dedicado a la financiación del desarrollo: la cooperación mundial puede ayudar a las naciones con dificultades a invertir en sectores vitales de la sociedad.
Nueva York (Estados Unidos), 26 de abril 2024.- Una oportunidad para «renovar» la cooperación mundial y el compromiso de actuar «con valentía», respondiendo a las necesidades de los países en «situaciones especiales», asegurando la provisión y movilización de financiaciones para afrontar sus «prioridades» de desarrollo. Se trata de la cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, que se celebrará el próximo año en España, en palabras del arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en el Debate General del Foro sobre la Financiación para el Desarrollo en el seno del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC).
El éxito de la reunión de 2025, señaló el arzobispo Caccia, se medirá por su capacidad de «ofrecer soluciones concretas para abordar los numerosos retos» a los que se enfrentan los países en desarrollo en este sentido: el más importante, subrayó, destacando cómo el tema es de «especial interés» para la Santa Sede, es la necesidad de «abordar la crisis de la deuda que se agrava» en estas naciones. Para muchos países en desarrollo, señaló, la deuda se ha convertido en «una carga insostenible que obstaculiza su desarrollo».
Es preocupante, apuntó, que cuatro de cada diez personas en el mundo vivan en países donde el gobierno gasta más en el pago de intereses que en educación o sanidad: tal realidad, señaló el prelado, no es compatible con el desarrollo sostenible, por lo que instó a un «cambio significativo» en el enfoque de la deuda para promover el desarrollo humano integral, la inclusión social y la equidad. A través de la condonación y reestructuración de la deuda, los países en desarrollo pueden liberarse de una deuda «insostenible», recordó, permitiéndoles invertir precisamente en sanidad, educación, trabajo y protección social.
L’OSSERVATORE ROMANO
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