El arzobispo de Washington D.C. habla con Vatican News sobre la dignidad humana, el «Renacimiento Eucarístico nacional» y el Sínodo sobre la sinodalidad.
15 de abril 2024.- Dignitas infinita (DI), la nueva Declaración del Vaticano sobre la dignidad humana, es «probablemente el resumen más completo» de la doctrina de la Iglesia sobre el tema «que podría publicarse en este momento», afirma el cardenal Wilton Gregory.
Preguntado por las cuestiones planteadas por DI, el cardenal Gregory reconoció que el documento tocaba una serie de temas «candentes» y ha suscitado controversias en diversos sectores. «Pero si tomas el documento en su conjunto, no es un documento sobre un tema específico más allá del hecho de que trata a los individuos humanos, a las personas humanas, como dignos de una manera que es insustituible, que nunca perdamos la dignidad que Dios nos confía al crearnos».
También asegura que la Declaración es «humilde en su contexto, pero también muy, muy profundamente arraigada en las enseñanzas morales y antropológicas católicas».
Un documento desafiante
Al mismo tiempo, el cardenal Gregory cree que el DI será un «reto» para la gente. «Todo el mundo -quizá sea exagerar- encontrará probablemente algo con lo que esté de acuerdo de todo corazón, y algo sobre lo que tendrá que reflexionar».
«Y para ser totalmente honesto», añade, «creo que ese es el signo de un documento exitoso. Afirma lo que entiendes, aceptas, sostienes y a lo que te aferras, pero también te empuja a considerar otras dimensiones de nuestra vida eclesial, de nuestra vida social, que pueden plantear un desafío».
Utilizando el ejemplo de la pena de muerte, el cardenal Gregory sostiene que la Iglesia «ha reforzado continuamente su oposición a la pena capital», acercándose a la postura de que nunca está realmente justificada. «Y para un cierto número de personas, eso va a ser un problema», dice el purpurado, al tiempo que subraya que DI insiste en que incluso las personas que han cometido crímenes atroces «no han perdido la dignidad que tenían desde el día de su concepción».
Cuestiones de importancia crítica
El cardenal Gregory destacó una serie de cuestiones de vital importancia para su archidiócesis de Washington, en particular el trato a las personas LGBTQ+ y a las personas preocupadas por su identidad de género.
«El documento reconoce su dignidad humana, pero también les llama a aceptar y comprender el hecho de que Dios les ha dado la dignidad de una identidad en su creación», afirma.
El Cardenal también llama la atención sobre la «dignidad de nuestra comunidad migrante». A veces, dice, los migrantes «son denigrados» por quienes tienen «sentimientos muy fuertes» sobre la migración, mientras que al mismo tiempo se plantean cuestiones sobre cómo «admitir y respetar a las personas que vienen a nuestras fronteras buscando las mismas ventajas de vida» que los antepasados de los actuales residentes buscaron cuando llegaron a América en el pasado.
«Así que esas cuestiones van a tener una importancia crítica», enfatiza el cardenal Gregory.
Dignitas infinita, concluye, es «un documento muy equilibrado, y una forma muy equilibrada de considerar toda la gama de cuestiones que nos plantean [la pregunta]: «¿Cómo podemos respetar mejor la dignidad humana en cada momento de su existencia?»».
¿Quiénes somos como pueblo eucarístico?
Preguntado por el actual Renacimiento Eucarístico Nacional en Estados Unidos, el cardenal Gregory dice que los obispos estadounidenses estaban motivados en parte por la comprensión de que algunas de las enseñanzas de la Iglesia sobre la Eucaristía «no se han transmitido eficazmente a una nueva generación».
Al mismo tiempo, insiste, «también tenemos que ver el simple hecho… de que ser un pueblo eucarístico tiene consecuencias. Las consecuencias son que te conviertes en aquello que recibes. Actúas en nombre del Cristo cuya comida has compartido».
El Cardenal Gregory continúa explicando que «el Renacimiento Eucarístico tiene ciertamente la intención de traer una conciencia más profunda y una aceptación de la enseñanza de la Iglesia, pero también tiene que centrarse en quiénes somos como pueblo eucarístico. ¿Cómo debemos comportarnos? Cuando ceno con el Señor de la vida, ¿qué obligaciones se derivan de ese encuentro?».
La arquidiócesis, bendecida con un diálogo sincero
El cardenal estadounidense habló también del proceso sinodal, iniciado hace tres años y que continúa este otoño con la segunda sesión de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad.
«Soy muy afortunado de ser el pastor de, creo, una comunidad sinodal bien organizada», dice el cardenal Gregory, destacando a los fieles de la archidiócesis de Washington que han asumido el liderazgo en la Iglesia local. «Me siento bendecido de que estemos en el camino correcto como Iglesia local», dice el Arzobispo, añadiendo que la sinodalidad «ha llamado mucho la atención y ha generado mucho interés».
El cardenal Gregory dice que su arquidiócesis ha sido «bendecida… con un diálogo honesto».
Reconociendo que la sinodalidad no va a resolver inmediatamente todas las cuestiones, el Cardenal explica que «escuchar y hablar con caridad significa que puedes plantear cuestiones que todavía no están resueltas, que todavía son controvertidas, pero en el fondo, lo haces de una manera reverencial hacia la persona que está hablando», añadiendo que esa fue su experiencia en la primera sesión de la Asamblea General del Sínodo.
Venerable Augustus Tolton
Para concluir la entrevista, el cardenal Wilton Gregory expresa su amor por la ciudad de Roma, señalando especialmente la acogida que la ciudad brindó a Augustus Tolton, el primer sacerdote afroamericano que sirvió abiertamente en los Estados Unidos. La causa de canonización de Tolton ha seguido su curso en Roma, con el Papa Francisco aprobando el decreto que reconoce sus «virtudes heroicas» y le concede el título de «Venerable».
«Estoy muy orgulloso de que nuestra Iglesia, la Iglesia aquí en Roma», proporcionara la educación y la oportunidad para que el Venerable Augustus se convirtiera en sacerdote, dice el cardenal. «Y simplemente me hizo sentir muy orgulloso de estar aquí en Roma, sabiendo que su trabajo aquí le preparó para sentar las bases, para ayudar a sentar las bases de la comunidad católica negra en los Estados Unidos, que Roma proporcionó una oportunidad que ningún otro seminario en los Estados Unidos aceptó».
Por último, preguntado sobre si volverá a Roma para el Jubileo del próximo año, el cardenal Gregory responde con una sonrisa: «¡Si Dios quiere!».
CHRISTOPHER WELLS