El Prefecto de la Doctrina de la Fe presenta el documento «Dignitas infinita» en la Sala de Prensa del Vaticano, junto al secretario del Dicasterio Monseñor Matteo y el profesor Scarcella.
Ciudad del Vaticano, 8 de abril 2024.- Un documento «fundamental» para recordar que «toda persona tiene su dignidad inalienable». «El Papa nunca hablará ex cathedra, nunca creará un dogma de fe o una declaración definitiva», dijo. Sobre Fiducia Supplicans: «El Papa ha ampliado el concepto de bendición. Cerca de 7.000 millones de visitas».
Fiducia Supplicans: Miles de millones de opiniones y consenso
Acompañado por el secretario de la Doctrina de la Fe, monseñor Armando Matteo, y la profesora Paola Scarcella, docente en las universidades Tor Vergata y Lumsa de Roma, el cardenal -con respuestas directas a preguntas igualmente directas, en tono a veces irónico, y dejando también espacio para anécdotas personales- desveló el trasfondo y los detalles de la redacción de este texto de «alto valor doctrinal», como hace veinticuatro años lo fue Dominus Iesus y hace cuatro meses Fiducia Supplicans, la declaración sobre el sentido pastoral de las bendiciones que introdujo también la posibilidad de bendecir a las parejas «irregulares», incluidas las del mismo sexo.
Un tema «ciertamente menos central, menos importante» pero sin embargo «en el corazón» de Jorge Mario Bergoglio que «ha querido ampliar la comprensión de las bendiciones fuera del contexto litúrgico para desarrollar su riqueza pastoral». Tiene derecho a hacerlo», subrayó Fernández, deteniéndose en la Fiducia Supplicans al comienzo de su discurso para aclarar algunas cuestiones relativas al texto vaticano que, según encuestas externas, ha registrado «más de 7.000 millones de visualizaciones en internet (mientras que muchos documentos ni siquiera recordamos su nombre)» y ha cosechado el consenso de más del 75% de los menores de 35 años en Italia. No se trataba de una «arenga defensiva», como sugirieron algunos periodistas presentes en la sala, sino que el cardenal argentino aclaró: «La realidad es que hasta ayer no pensaba decir nada… pero en estos días desde el Vaticano y desde fuera me han dicho: no podemos hacer como si no pasara nada, como si huyéramos de la realidad con todo el lío que ha habido. Por eso he ampliado mi discurso».
Despenalización de los delitos contra la homosexualidad
El tema de la homosexualidad se tocó varias veces durante la rueda de prensa, no tanto en relación con Fiducia Supplicans como con Dignitas Infinita, que insta a evitar cualquier «discriminación injusta» o «agresión y violencia» contra las personas homosexuales, denunciando «como contrario a la dignidad humana» el hecho de que en algunos países haya quienes son detenidos, torturados, asesinados por su orientación sexual. «¡Estamos a favor de la despenalización! De eso no hay duda», exclamó Fernández. Un punto de vista que ya han expresado muchos obispos y que ahora ha relanzado el Prefecto de la Doctrina de la Fe, denunciando la violencia que se contempla legalmente en algunos países, o que se permite «como si no pasara nada». «Estamos ante un gran problema» y «un atentado contra los derechos humanos», dijo, afirmando sentirse «horrorizado» al leer comentarios de católicos que bendecían las leyes antigay promulgadas por el gobierno militar de tal país: «Cuando leí eso me quería morir».
La posición del Catecismo
A quienes señalaron que quizá habría que cambiar el Catecismo de la Iglesia Católica, que considera los actos homosexuales «intrínsecamente desordenados» (lo que, en opinión de muchos, alimentaría la violencia contra los gays), el responsable del dicasterio respondió que «intrínsecamente desordenado» es, en efecto, «una expresión fuerte… Hay que explicarlo mucho, quizá habría que encontrar una expresión más clara». Con ella, sin embargo, se quiere reiterar que ‘la belleza del encuentro entre un hombre y una mujer que pueden estar juntos y tener una relación íntima de la que nace una nueva vida, es algo que no se puede comparar con otra. Los actos homosexuales tienen una característica que no puede reflejar ni remotamente esa belleza». En la misma línea, el cardenal reiteró su rechazo a la teoría de género porque «empobrece una visión humanista»: «En este contexto, la idea del matrimonio homosexual o la eliminación de las diferencias no parece aceptable».
Cambio de sexo, aborto, gestación subrogada
El cardenal respondió también a algunas preguntas sobre la cuestión del cambio de sexo, juzgándola una «tendencia a querer crear la realidad» que lleva al ser humano a sentirse «omnipotente» y a pensar «que con su inteligencia y voluntad es capaz de construirlo todo como si no hubiera nada antes». La «gravedad» de la cuestión «se hace especial» cuando hablamos de niños sometidos a tratamientos quirúrgicos u hormonales: primero hay que «iluminar» su libertad. Sobre el aborto, recientemente aprobado en Francia como derecho en la Constitución, Fernández dijo que «cuando un niño está creciendo en el vientre de su madre, puede ser una mujer desarrollándose», por lo que es «el derecho de una mujer contra el derecho de otra mujer». Para la Iglesia, el «derecho principal es el derecho originario: el derecho a la vida». Mientras que sobre la gestación subrogada, decir que con esa práctica «el niño se convierte en objeto de un deseo» no significa «no comprender la sensibilidad de la persona que desea un hijo propio», explicó el cardenal; pero hay una invitación «a trascender este deseo, porque estamos hablando de la dignidad de la persona que es mayor» y «a desarrollar deseos en otra línea», por ejemplo con la adopción.
Redescubrir las implicaciones de la inmensa dignidad de la persona
Una vez más, Fernández se hizo portador del mensaje que está en el corazón de la pastoral del Papa Francisco: acoger ‘a todos, a todos’, incluso a quienes ‘piensan distinto en temas de sexualidad y matrimonio’. No dirigirse sólo a una ‘minoría selecta que acepta todo lo que dice la Iglesia’. Y con mayor razón el documento de hoy, centrado en «un pilar fundamental de la enseñanza cristiana», tendrá un impacto universal «porque el mundo necesita redescubrir las implicaciones de la inmensa dignidad de la persona para no perder el rumbo». Dignitas infinita, añadió el cardenal argentino, aunque enriquecida con 113 notas a pie de página que van desde Pablo VI a Francisco, no pretende ser «un vademécum» de cosas ya dichas, sino un instrumento «para recoger y consolidar lo dicho por los Pontífices más recientes y sintetizar las novedades ofrecidas por el Papa actual sobre un tema estructurante del pensamiento cristiano clásico y contemporáneo».
El Magisterio de Francisco
Sobre el magisterio de Bergoglio, el prefecto Fernández aprovechó para aclarar algo: «Algunos que adoraban al Papa hace años dicen ahora que al Papa sólo hay que escucharlo cuando habla ex cathedra. Si no, podemos hacer nuestra reflexión’. Escuchen, el Papa nunca hablará ex cathedra, nunca querrá crear un dogma de fe o una declaración definitiva. Estoy seguro casi al 100%. Creemos que más allá del carisma de la infalibilidad, el Papa tiene la asistencia espiritual para guiar a la Iglesia e iluminarla’. Y traicionan el juramento de obediencia al Santo Padre de su ordenación, los cardenales, obispos y sacerdotes «que tratan al Papa de hereje, contra la tradición de la Iglesia». Y, de nuevo, si hay quien piensa que Francisco está dando demasiados pasos adelante, hay que recordar -dijo el cardenal- que en tantos casos en la historia un Papa ha dicho algo distinto de su predecesor. El ejemplo más reciente es el de la pena de muerte, que Francisco quiso abolir desde el Catecismo.
Un recuerdo de Buenos Aires
Por último, se dio espacio en la conferencia a un recuerdo personal de la época en Buenos Aires en que el entonces Monseñor Fernández fue nombrado rector de la Universidad Católica: «Pensé que todos estaban contra mí, tan feroces como si estuviera entre lobos, no porque me odiaran sino porque había cambiado sus planes. Estaba en un lugar donde molestaba sus propósitos… En esas ocasiones tenemos la tentación de culparnos, castigarnos, desaparecer». Uno de esos días el arzobispo Bergoglio me dijo con firmeza: ‘No, Tucho, levantá la cabeza y no dejes que te quiten la dignidad. Porque no te pueden quitar la dignidad'». Aquí, concluyó el cardenal, ‘quisiera que este mensaje fuera para cada uno de ustedes’.
SALVATORE CERNUZIO