La decisión del Consejo y del Parlamento Europeo respecto a cooptar a la ciudad alemana de Fráncfort como sede de la Agencia Europea Antiblanqueo era una noticia expandida a voces por el viejo continente desde que la propia UE concedió a España en la persona de la ministra Calviño la Presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Los mandatarios de Bruselas le habían dicho a Pedro Sánchez que las dos cosas, no. Tenía que optar entre conceder a su ministra (que ahora habla pestes de su ex jefe, según fuentes próximas a la jefa del BEI) una salida de postín con megasueldo o que la capital de España se convirtiera en sede la Agencia Antiblanqueo. Lo tuvo claro desde el minuto uno: entre Madrid o Calviño, Nadia.
Es el modus operandi de un primer ministro que no va más allá de sus intereses y de sus odios africanos, nunca mejor dicho ahora que la trama de Koldo ha vuelto a poner en circulación los intereses de la mujer del presidente en aquel cuitado continente.
Madrid, una vez tras otra, le dice que «no» a Sánchez. Y eso es superior a sus fuerzas. Ha pretendido vengarse dejando al pairo a sus conmilitones no sólo en la capital, sino también en el resto de la Comunidad. ¡Hay que oír hablar al bueno del secretario general del PSM! Claro, que ya va preparando su relevo y su venganza.
Ningún primer ministro al uso en el mundo libre utiliza las palancas que le ofrece ser el jefe del Ejecutivo para cobrarse venganza personal, por lo que considera agravios por parte de los votantes. Ante esos procederes nada tiene de extraño que Ayuso, por un lado, y el alcalde Almeida, por otro, tengan aseguradas sus respectivas mayorías absolutas en los próximos lustros.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 2.3.2024.