Además de su interés como ejemplo del Barroco local y la imaginería de Salzillo, se ha tenido en cuenta el valor inmaterial vinculado al culto a las Vírgenes del Rosario y de las Lágrimas.
22 de enero 2024.- El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó el pasado jueves el decreto por el que se declara bien de interés cultural con carácter de monumento la iglesia y el convento de las dominicas de Santa Ana, en Murcia. Según informa Europa Press, se valora el excepcional valor del conjunto, no solo por el interés arquitectónico del templo y tipológico del monasterio, sino por la relevancia del conjunto de bienes muebles que atesora. Entre ellos destacan los retablos barrocos, la imaginería de Salzillo, el órgano barroco y otros elementos.
Situado en la plaza de Santa Ana, el convento de las dominicas se fundó en 1490, aunque el grueso de la fábrica se realizó a partir del siglo XVIII. Así quedó restaurada la totalidad del conjunto.
Uno de los argumentos principales para esta declaración es el sobresaliente valor histórico y artístico que representa, como testimonio de la evolución arquitectónica del Barroco en la Región. Se ha tenido en cuenta además la integridad de conservación de los elementos inmuebles y muebles que constituyen el conjunto. Estos últimos forman un conjunto excepcional, especialmente vinculado a la Iglesia, y que contiene patrimonio textil, orfebrería, joyería y bibliografía.
Sobresale asimismo su valor compositivo en el paisaje urbano de Murcia, como testimonio de la antigua ciudad conventual barroca y su actual papel como hito caracterizador del paisaje junto al vecino convento de Santa Clara la Real. Contiene además uno de los últimos huertos urbanos que se conservan.
Voto anual del Ayuntamiento
También son singulares los valores inmateriales vinculados al recinto. Se citan en particular los relacionados con el culto a la Virgen del Rosario y el voto anualmente renovado por el Ayuntamiento de Murcia, y el valor histórico rememorativo representado por el relicario de la Virgen de las Lágrimas.
La iglesia presenta su portada principal en el lateral del Evangelio, y sus fachadas y paramentos son en fábrica de ladrillo. Responde al esquema tradicional de iglesia murciana del primer tercio del siglo XVIII. Acabada en 1783, es de planta de cruz latina a la que se abren capillas laterales intercomunicadas. Posee un gran crucero cubierto por cúpula y un amplio presbiterio rectangular con retablo de Ganga Ripoll e imaginería de Salzillo.
Destaca, en el lado de la epístola del crucero, una portada que sirve de coro bajo, decorada con pirámides y bolas, existiendo otro coro alto a los pies. Toda la iglesia aparece revestida por una decoración lineal con lazos y estilizadas formas vegetales, mientras que las pechinas del crucero están ocupadas por efigies de santos dominicos.
Junto al citado retablo principal, de mediados del XVIII, destacan el de San Miguel, obra de Juan Bautista Estangueta, del siglo XVII, con esculturas y pinturas atribuidas a Cristóbal de Salazar y Miguel de Toledo, respectivamente. Este retablo se encuentra presidido actualmente por la Virgen del Rosario, obra del siglo XVIII que cuenta con un interesante ajuar y protagoniza algunos de los cultos más relevantes del templo.
REDACCIÓN
Alfa y Omega
Imagen: Foto del interior de la iglesia del convento de Santa Ana, en Murcia.
(Foto: EFE / Marcial Guillén).