Las explosiones que golpean de nuevo la Franja ponen en peligro también a la única parroquia latina de la ciudad, donde se aloja casi toda la comunidad cristiana. El párroco Gabriel Romanelli, cuenta el espíritu con el que se está preparando la Navidad: Mis feligreses viven este período a la espera de la salvación, confían en el Señor, están convencidos de que Él pondrá fin a este dramático conflicto.
Ciudad del Vaticano, 7 de diciembre 2023.- En la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza, el Adviento comenzó entre explosiones y metralla de cohetes que también alcanzaron el patio de la iglesia. Los bombardeos, que se han reanudado con extrema violencia tras una breve tregua, ponen también en peligro la vida de los 700 cristianos -casi toda la comunidad de la Franja- que se han refugiado en la única parroquia latina de la ciudad palestina desde el inicio del conflicto. Cuando cruzaron por primera vez el umbral de ese lugar de salvación, muchos lo habían perdido todo: casa, parientes, amigos. Pero no la esperanza.
Confianza, a pesar de todo
«La situación es verdaderamente dramática», explica con extrema preocupación el padre Gabriel Romanelli. El párroco de la Sagrada Familia responde desde Jerusalén, donde estaba antes de que empezara la guerra y de donde ya no puede volver: en la Franja, por ahora, nadie entra ni sale. Y sin embargo, a pesar de su «corazón dolorido por la distancia forzada», el sacerdote consigue que le cuenten todo lo que está pasando, incluso la forma en que sus feligreses se encaminan hacia la Navidad. «Lo están haciendo», dice, «preparándose para un acontecimiento que consideran de salvación. Confían en el Señor y están convencidos de que tarde o temprano pondrá fin a esta tragedia».
Oraciones por la paz
Fue el pasado 3 de diciembre, primer domingo de Adviento, cuando todos los cristianos de la Sagrada Familia se reunieron ante el altar para rezar por la paz: «Encendieron la primera de las cuatro velas que tradicionalmente se utilizan en este tiempo de preparación y ante esa luz pidieron al Señor que les concediera su deseo», cuenta el padre Romanelli. Y no importa si el agua, la comida, las medicinas e incluso el gas necesario para la electricidad son cada vez más un espejismo: el cuerpo puede estar debilitado, pero el espíritu no. «Basta pensar», revela el sacerdote, «que las monjas de la parroquia consiguen cocinar tres veces por semana, distribuyendo la comida incluso en el barrio. Un verdadero milagro».
Postales de esperanza
Los niños que acoge la Sagrada Familia son muchos. Algunos son discapacitados, otros han sobrevivido a la destrucción de la parroquia ortodoxa de San Porfirio de Gaza el 19 de octubre, en la que se alojaban como refugiados junto con sus padres. Todos ellos, para preparar la Navidad, dibujaron una tarjeta dirigida directamente al Niño Jesús. A él, revela el padre Romanelli, «le pidieron volver a casa. Al fin y al cabo, los niños viven la esencia del Adviento porque miran hacia el Cielo».
Las llamadas del Papa Francisco
Incluso en estos momentos, el Papa no deja de mostrar su cercanía a los cristianos de la Franja de Gaza. El padre Romanelli confirma que «Francisco telefonea todos los días a la parroquia. Lo hizo incluso cuando, hace unos días, no se encontraba muy bien. Apenas se oía su voz y, sin embargo, siguió llamando. Este gesto de amor es un gran apoyo para nosotros, que no nos sentimos abandonados por la Iglesia».
FEDERICO IANA
Imagen: Bombardeos en Gaza
(Foto: AFP)