En la audiencia general Francisco dijo que quería resumir la catequesis sobre el celo apostólico a la luz de la Evangelii gaudium: el anuncio de Cristo es siempre joven, el hombre de hoy y la sociedad «que deja desiertos los espacios del sentido religioso» lo necesitan.
Ciudad del Vaticano, 15 de noviembre 2023.- La actitud de la que depende la evangelización es la alegría: después de la presentación, el miércoles pasado, del último testimonio de celo apostólico, la mística francesa Madeleine Delbrêl, en la Audiencia General de hoy, miércoles 15 de noviembre en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco anunció que ahora le gustaría llamar la atención sobre cuatro puntos que resumen el camino recorrido, extrayéndolos de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, publicada hace 10 años.
“Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: ‘No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor’. (del Evangelio de Lucas)”
El Evangelio es un anuncio de alegría
El primer punto es la alegría, que proviene del hecho de que lo que el cristiano anuncia es una Persona: Jesús. Él es la alegría, y sólo puede ser alegría lo que distingue a quienes lo anuncian.
Es por eso que un cristiano infeliz, un cristiano triste, insatisfecho o, peor todavía, resentido y rencoroso, no es creíble. Éste hablará de Jesús, ¡pero nadie le creerá! […] Es esencial vigilar sobre nuestros sentimientos.
La evangelización es gratuita porque nace de la plenitud, no de la presión. Y cuando se hace evangelización -se quiere hacer, pero esto no va bien- a base de ideologías, eso no es evangelizar, eso no es el Evangelio. El Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio, un anuncio de alegría.
El verdadero encuentro con Jesús trae alegría
Francisco se refiere al episodio evangélico de los dos discípulos de Emaús «que de alegría no podían creer», y a los discípulos del Cenáculo que «no podían creer por la alegría» al ver a Jesús resucitado. El Papa reitera: «El encuentro con Jesús siempre trae alegría y si esto no sucede, no es un verdadero encuentro con Jesús». Y prosigue:
Y esto que Jesús hace con los discípulos nos dice que los primeros que deben ser evangelizados son los discípulos, los primeros que tienen que ser evangelizados somos nosotros, los cristianos: somos nosotros. Esto es muy importante.
Inmersos en el clima veloz y confuso de hoy, también nosotros, de hecho, podríamos encontrarnos viviendo la fe con un sutil sentido de renuncia, persuadidos que para el Evangelio no haya más escucha y que ya no valga la pena comprometerse para anunciarlo. Podríamos incluso ser tentados por la idea de dejar que “los otros” vayan por su camino. Sin embargo, precisamente este es el momento de volver al Evangelio para descubrir que Cristo «es siempre joven y fuente constante de novedad» (Evangelii gaudium, 11).
El hombre de hoy también espera el Evangelio
Y después de haber encontrado a Cristo, dice el Papa, se vuelve a la vida de cada día conscientes de haber encontrado un tesoro que tantos esperan recibir como palabra de esperanza.
El Evangelio es esperado también hoy: el hombre de hoy es como el hombre de todo tiempo: lo necesita, también la civilización de la incredulidad programada y de la secularidad institucionalizada; es más, sobre todo la sociedad que deja desierto los espacios del sentido religioso, necesita de Jesús. Este es el momento favorable al anuncio de Jesús.
Renovar el encuentro con Jesús, Persona y no idea
El Papa Francisco continúa diciendo que el encuentro con Jesús libera de la tristeza y del vacío interior y con Él renace siempre la alegría. Por eso su invitación a todos es a renovar este encuentro, subrayando de nuevo que, si alguien no percibe la alegría, es bueno preguntarse «si ha encontrado a Jesús».
Que cada uno de nosotros se tome hoy un poco de tiempo y piense: «Jesús, Tú estás dentro de mí: quiero encontrarte cada día. Tú eres una Persona, no una idea; Tú eres un compañero de camino, no un programa. Tú eres el Amor que resuelve tantos problemas. Tú eres el principio de la evangelización. Tú, Jesús, eres la fuente de la alegría».