La síntesis del Sínodo, aprobada con más de un 80 % de votos a favor incluso en los temas más divisivos, anticipa la presencia de mujeres formadoras en seminarios y pide más responsabilidades para ellas en los consejos pastorales. Ahora vuelve a las diócesis.
2 de noviembre 2023.- «Sin ir nunca contra el depósito de la fe, la mujer debe participar en la vida, misión y estructuras de la Iglesia. No por ser mujer, sino por ser bautizada», afirma a Alfa y Omega Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo sobre la sinodalidad, que el 29 de octubre concluyó su XVI Asamblea General Ordinaria. El día anterior, la reunión alumbró una síntesis que recoge los grandes acuerdos que florecieron en el Aula Pablo VI. El Sínodo ha abordado la participación de la mujer en la Iglesia más allá del diaconado femenino, un tema que ha acaparado la atención de los periodistas pero que no ha ocupado tanto tiempo durante las sesiones. Sí que se ha hablado mucho sobre «situaciones propias de otras mentalidades y otras épocas, ya superadas y que hoy resultan discriminadoras y lamentables», revela Marín. Por ejemplo, la concepción de las consagradas «como mano de obra barata», que la síntesis pide explícitamente superar.
«Ha habido un clamor no solo de las participantes, sino también de obispos que reclaman el rol de la mujer», cuenta a Alfa y Omega un participante en el Sínodo que prefiere no identificarse. Adelanta que «una cosa urgente y que va a cristalizar es la presencia de formadoras, directoras espirituales y consejeras en la educación de los sacerdotes y futuros obispos». Se pretende así complementar la formación psicoafectiva de los seminaristas, prepararlos para las feligresías mayoritariamente femeninas a las que servirán y aportar una mirada complementaria a su formación.
Sin motivos para el miedo
Un miembro del Sínodo que prefiere no identificarse considera que el mayor reto para la Asamblea General ha sido «la carga polarizada con la que se ha llegado». «Por una mala prensa se generó el aura de que esta reunión cambiaría la doctrina de la Iglesia y surgieron muchos miedos», añade. De hecho, durante la presentación de la síntesis, el relator general del Sínodo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, reconoció que antes del retiro inicial en Sacrofano «algunos obispos no estaban contentos». Aunque añadió que, al rezar con el resto de miembros, se generó unidad y abordaron los trabajos con una actitud mucho más positiva.
«Para afrontar cualquier miedo debemos buscar las causas», considera Luis Marín de San Martín. Pide siempre «dialogar con estas personas y dar razones», desde la confianza en que la respuesta está en la experiencia de la comunidad eclesial».
La síntesis indica que los consejos pastorales deberán aplicarse para que «las mujeres estén implicadas en la toma de decisiones». El documento anima a valorar su contribución como principales transmisoras de la fe en las parroquias y en las familias con «mayores responsabilidades pastorales en todos los ámbitos de la vida y la misión de la Iglesia». Además, el documento «pide evitar repetir el error de hablar de las mujeres como una “cuestión” o un “problema”».
La síntesis de la Asamblea General recoge en gran parte una de las preocupaciones del Papa, quien en su 18 congregación general, el 25 de octubre, ya denunció las «actitudes machistas y dictatoriales» de las que en ocasiones ha sido testigo. En una intervención muy dura, definió el clericalismo como «un azote, una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor». «Con cuánta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera», denunció.
En contraposición, Francisco presumió de la fe recibida «de nuestras madres y abuelas». «Me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino», añadió. Algo que a su juicio sucede, «no solo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan». También porque «son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel y se arriesgan más allá del límite».
Sínodo real y sínodo mediático
El documento cuenta con 336 párrafos aprobados por los 364 miembros de la asamblea. Ha reunido un amplio consenso e incluso las dos cuestiones más divisivas se redactaron con un 80 % de aprobación. Son las referentes a la conveniencia o no del diaconado femenino, un tema que no era el objeto central de debate. «Toda esa visión es bastante eurocentrista; el tema de la mujer en África y en algunos países de Asia ni se lo plantean», apunta para Alfa y Omega el ya citado miembro del Sínodo que prefiere pasar desapercibido. Por su parte, Marín reitera que «el interés mediático no debe marcar, y mucho menos condicionar, el trabajo del Sínodo. Por eso el Papa pidió “un cierto ayuno de la palabra pública” para crear un clima de escucha». Otro tema que apenas aborda la síntesis son las posibles bendiciones a parejas homosexuales. «Tanto es así que en el primer borrador de la misma aparecían las siglas LGTBQ, pero en el documento final desaparecieron», narra el participante anónimo.
En cuanto a los próximos pasos, Marín adelanta que el documento de síntesis «se trabajará desde las diócesis, conferencias episcopales, estructuras continentales y Secretaría del Sínodo». Como la segunda asamblea será dentro de tan solo un año, «el tiempo es muy ajustado». Pero el subsecretario del Sínodo da por sentado que se trabajará con intensidad gracias al «entusiasmo que surge cuando experimentamos la comunión».
RODRIGO MORENO QUICIOS
Alfa y Omega
Imagen: La hermana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, durante una sesión de trabajo.
(Foto: CNS).