Buenos días, señorías.
“Indulto quiere decir que te perdonan; amnistía quiere decir que el Estado te pide perdón”.
Estas palabras no son mías; lo dice el portavoz de Puigdemont, Toni Castellá.
Ellos hablan con claridad, porque se ven a sí mismos vencedores. Pero eso, Señorías, está por ver.
Afortunadamente, tenemos el Senado para que los españoles sepan la verdad.
Y la primera es la ausencia vergonzante del Gobierno de Sánchez: Nadie en el banco azul.
Nadie exponiendo al Senado las razones de la mayor traición que cabe hacerle a un país: Pedro Sánchez prometió que no habría amnistía antes de las elecciones y promete hoy amnistía para ganar 7 votos.
Pero no da la cara. Nadie del gobierno da la cara.
El presidente de la Generalidad de Cataluña ha venido al Senado porque le convenía en clave interna, para reforzar su partido frente a Puigdemont; pero el Sr. Aragonés se ha permitido acusar al PP de «utilizar» el Senado, y luego se ha marchado sin escucharnos a sus homólogos. Este ha sido hoy el portavoz del Grupo Socialista y de Sánchez, de cuyo primer socio de investidura ya sabemos que firmaba órdenes de secuestro.
España ya no tolera más indignidad. Pedro Sánchez pretende hacer un mercadillo con el Estado de derecho, la separación de poderes, el respeto a la Corona y las Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el nombre de España en el mundo, la igualdad de todos ante la ley, nuestra dignidad y la verdad misma.
Sánchez subasta España y las instituciones a cambio de unos meses o unos años más de poltrona.
Quiere que España pida perdón a cambio de su investidura.
Por eso, Sánchez necesita silencio: negociar a escondidas, sin debate público, sin preguntas ante periodistas, sin protestas en las calles, sin opiniones críticas en los medios de comunicación y, mucho menos, en las filas socialistas; por eso no da la cara.
Y a quien discrepa, se lo excluye y descalifica: Aznar es un “golpista”; Felipe González está mayor y es “desleal”; Sociedad Civil Catalana es un “fantasma político”.
El que no cede, es fascista.
Sánchez hace política de tierra quemada de hechos consumados y sin posibilidad de marcha atrás. Busca que, cuando el pueblo español vaya a reaccionar, ya sea demasiado tarde.
Pero no, nos van a callar: vamos a decir claramente a los españoles lo que significa esta amnistía.
Se ha dicho que si esta felonía se consuma, habrá dos tipos de españoles; pero es mucho peor: si esta indignidad triunfa, pronto no habrá españoles:
¿Cuánto dura una nación que se deja traicionar, que niega sus leyes, sus instituciones y a los que se jugaron la vida por ellas?.
¿Cuánto tardarán los amnistiados en repetir su traición, y todos los que esperan agazapados para lanzarse a trocear España?.
¿Qué será del puesto de España en el mundo, de su prosperidad, de los derechos de todos los españoles?
Hoy recordamos dos frases de Julián Marías que fueron proféticas: padecemos la opresión de las mayorías a manos de las minorías; y no hay que intentar contentar a los que no se van a contentar.
¿Qué será lo siguiente? La independencia; la imposición de un régimen totalitario, que niegue sus derechos constitucionales a los catalanes que no sean de los suyos; la reclamación de lo que llaman los países catalanes, la exigencia de trozos de Aragón, Valencia, Baleares y el sur de Francia. Nunca pararán porque viven del agravio y la mentira.
Por cierto: todo pagado siempre con dinero de todos.
Con el 1,6% de los votos, Puigdemont ridiculiza a Sánchez: pero es un fugado con un gobierno pantomima paralelo, que organiza votaciones para decidir si «bloquean la investidura del jefe del Gobierno del Estado español», en sus palabras.
Piden amnistía los que no conceden a los demás ni la libertad de opinar diferente, ni los derechos más básicos, como poder estudiar también en español.
Pero Sánchez lo tiene claro: ¿que hay que convencer a Europol para que desvincule el terrorismo del independentismo? Pues se hace.
¿Que hay que retorcer la Constitución para meter la amnistía con calzador? Para eso, está Conde-Pumpido al frente del Tribunal Constitucional.
¿Que hay que apartar a los jueces incómodos? Se los neutraliza.
¿Que hay que dejar la puerta abierta a un referéndum de independencia? Pues se abre de par en par.
Con lo que les gusta a los independentistas un referéndum, sobre todo ilegal, ¿se imaginan consultarles a los españoles sobre la amnistía? Lo acaba de proponer Felipe González.
Los socialistas lo saben -lo han dicho mil veces antes-, que la amnistía no cabe ni en la Constitución ni en ningún sistema democrático. Pero de repente ya no es así.
Ahora ya solo les queda limar la redacción de la ley para que sea lo suficientemente confusa y ambigua para engañar a sus propios votantes socialistas, los que le quedan, y que estos no se avergüencen aún más de lo que han votado.
A ver cómo dicen en la exposición de motivos que el único motivo de la ley es conseguir los 7 votos que necesitan para seguir en el poder.
Dice un portavoz del PSOE que “es bueno que las personas que se han situado fuera del sistema vuelvan a él”; sí, siempre que se arrepientan y cumplan su castigo; pero aquí es el sistema el que se está pasando al lado de la traición y el crimen. ¿Se imaginan que se dijera lo mismo de un violador?.
Bueno, se hace ya con los terroristas… este era el siguiente paso hacia la indignidad.
Un estado pacífico no es un estado sumiso. Dejarse agredir no es trabajar por la convivencia.
Es que ya tenían cauces democráticos, es que ya podían hacer política dentro de la legalidad: y, perdonen, pero se liaron a palos con la legalidad.
Porque no, señores del PSOE, no llueve: no dialogan, se ríen de nosotros. Y ya está bien.
¿Qué más tiene que pasar para que los socialistas de bien entiendan que España y la convivencia están en juego?.
¿Dónde está García Page? Sus ciudadanos querrían que estuviese, y sospecho que una parte de él, también.
Algunos socialistas históricos se han quejado de que ya nadie defienda a su partido. Pero mi pregunta para ellos y para todos los socialistas es: ¿queda alguien ahí que defienda a España?.
¿Qué les vamos a pedir a quienes han firmado un pacto con la sangre y la libertad de sus compañeros?.
¿Y cómo explicarán en Europa que amnistían el delito de prevaricación? Estos son los mismos que le hicieron una moción de censura a un Gobierno de Rajoy por una línea en una sentencia, que además era una mera opinión.
El PSOE, para traer la democracia y la Constitución renunció al marxismo; ahora, para sentenciarlas y seguir en el poder, renuncia a España.
No hay amor a la patria, a ninguna, en el nacionalismo separatista: solo hay resentimiento; hasta el extremo de poner en peligro la prosperidad y la convivencia en su propia tierra.
Cataluña es de todos, lo mismo que Madrid. Pero ninguna de las dos regiones, como ningún rincón de España es disponible. La soberanía nacional, única e indivisible no es disponible; siglos de Historia no son disponibles: son patrimonio de los que nos las dejaron en herencia, y de los que están por venir.
Decía esta mañana el presidente catalán que quiere que la amnistía sea lo que salve esta situación para que Cataluña tenga libertad, paz y justicia. Y yo le corrijo. Libertad, paz y justicia es lo que se vio en España entera, sin necesidad de amnistía gracias a la ley.
No hay mayor manifestación de diálogo político que la ley aprobada en sede parlamentaria, tras haberla debatido y aplicado por los jueces. O poner política y diálogo a la ley es una falacia perversa, absurda y el camino a la tiranía.
Por ellos, por la dignidad de cada uno. Por los que confían en España como parte esencial de Europa y segunda causa de cada
hispanoamericano. Por España. Sin la que Occidente ni la historia universal se entienden. Por la verdad y la justicia. Por la prosperidad y la vida de todos y de nuestras familias y por la propia Cataluña y los catalanes, diga cada español donde pueda y cuando pueda, que de ninguna manera consentirá que nos traicione, precisamente, quien se supone que está al frente del Ejecutivo de esta vieja nación llamada España.
Muchas gracias
Fotos: Comunidad de Madrid.