El horror de quienes vivieron en primera persona el terremoto que sacudió la región de Herat el 7 de octubre. Mohammad y Sabour: «La situación es muy dura, el gobierno no cubre las necesidades básicas de las personas». El llamamiento del Papa para ayudar a las poblaciones exhaustas.
Ciudad del Vaticano, 12 de octubre 2023.- La tierra en Afganistán vuelve a retemblar, un temblor de magnitud 6,3 sacudió la parte occidental del país, la zona de Herat, ya afectada por el terremoto que causó la muerte a más de dos mil cuatrocientas personas el pasado 7 de octubre, y puso de rodillas a todo un pueblo al que se dirigió el Papa Francisco al final de la audiencia general del 11 de octubre, cuando pidió que se rezara por todos los que sufren.
Alrededor de cincuenta personas resultaron heridas en el terremoto de ayer que, una vez más, sumió a los habitantes en el terror, en un momento en el que faltan desde medicamentos hasta refugios que puedan acoger a quienes perdieron sus viviendas, y se ven obligados a vivir en la calle.
Mohammad Mehryar y Sabour Tokhi son dos jóvenes que viven en la zona de Herat, y relataron a Vatican News el drama vivido y las dificultades a las que se enfrentan. Como relata Sabour:
“Los afganos están muy unidos durante las catástrofes naturales, las ayudas llegan de todas las regiones, pero sólo una pequeña parte llega a las manos de las víctimas del desastre”.
La situación en la zona de Herat
Mohammad Mehryar es un estudiante de medicina de Herat. Tras el terremoto se convirtió en socorrista y cada día intenta ayudar a las víctimas del sismo con lo que aprendió en la universidad.
«El terremoto destruyó trece pueblos y más de dos mil casas. Casi trescientas familias desplazadas de la ciudad están viviendo en parques públicos».
“Hasta la fecha, hemos contabilizado dos mil cuatrocientos cuarenta y cinco muertos, y las operaciones de socorro siguen en marcha”.
Durante el primer temblor, Mohammad cuenta que escapó del edificio en el que estaba con todos los demás chicos con los que estaba estudiando.
“Salimos a la calle y a los jardines públicos, en una situación de miedo total. No nos acercamos a los edificios porque había riesgo de derrumbe”.
Mohammad y los demás socorristas ofrecen una gran ayuda a las víctimas de las zonas afectadas.
“Ayudamos a excavar entre los escombros de las casas de dos pueblos para encontrar supervivientes. Fue una pesadilla: casi el 40% de las casas quedaron destruidas, la gente lo perdió todo. Hasta dos tercios de las víctimas de este terremoto son mujeres y niños, así lo han confirmado las organizaciones internacionales que están llevando ayuda a las zonas afectadas”.
Clima de miedo y devastación
Según relató Mohammad falta atención para los muchos heridos graves que necesitan operaciones porque su salud corre grave peligro.
«Los equipos de rescate pueden traer algunos medicamentos y tratamientos básicos pero, a medida que pasa el tiempo, los heridos también pueden morir», dijo y añadió:
“Lo que más me impresionó fue ver a los equipos de rescate sacando a las personas aún vivas bajo los escombros, pero también a todas las personas que no sobrevivieron. Es realmente dramático ver toda la devastación que causó este terremoto”.
Los civiles viven un momento de total desesperación porque han perdido a familiares, pero no sólo eso, en la ciudad de Herat, la gente tiene miedo y no puede entrar en sus casas porque sigue habiendo temblores de tierra.
“Las personas están viviendo en la calle, no tienen el valor de entrar en sus casas y llevarse las cosas que necesitan. El clima actual es de miedo y desesperación”.
Caos total en Herat
Sabour Tokhi estaba en casa cuando empezó el terremoto. Cuenta a Vatican News su experiencia y explica hasta qué punto siente la responsabilidad de informar lo que vio.
“En cuanto sentí el temblor llamé a mi esposa. Estábamos en el segundo piso de un edificio. Intentamos salir pero había poco tiempo y nos escondimos debajo de una mesa en el primero. En cuanto pudimos, saltamos fuera del inmueble, mientras todos los habitantes ya estaban fuera y asustados. Tratábamos de entender qué daños había causado el terremoto, pero los teléfonos estaban bloqueados y no llegaban noticias de fuera de la ciudad”.
Según relata Sabour, en la ciudad de Herat el temblor dañó algunos lugares históricos pero no causó grandes destrozos. En cambio, en una provincia de la región de Herat, llamada Zinda Jan, el sismo destruyó veinte pueblos. Y más de mil quinientas personas fueron rescatadas de entre los escombros.
“En la ciudad de Herat, la gente sigue viviendo en la calle, al aire libre, porque todos los días hay varios temblores: hemos tenido nueve, más leves pero aún presentes. Por eso la gente sigue teniendo miedo y no puede volver a sus casas”.
Según Sabour, el gobierno actual no está organizando la ayuda a los afectados por la tragedia. «El régimen ni siquiera ha informado a la gente qué hacer y dónde acudir en busca de ayuda. Las personas siguen viviendo en la calle sin ninguna ayuda de las autoridades”.
“Además, muchos ladrones han vaciado las casas de las personas que viven en la calle y temen volver a sus hogares. Por otra parte, los precios han subido mucho, al igual que los de las tiendas en las que dormir. La situación es de caos total”.
Reconstruir vidas
Como relata Sabour, existe la posibilidad de llevar ayuda a las víctimas, pero no hay una organización que la gestione adecuadamente. El gobierno – señala – no tiene capacidad para ayudar a la gente”.
“El régimen envió un equipo de rescate tres días después del terremoto con trozos de tela blanca, no para salvar a la gente, sino sólo para enterrarla”.
Al mismo tiempo, muchos intentan lanzar campañas para recaudar fondos que nunca llegan a manos de las víctimas. «El mayor problema – explica Sabour – es que las carreteras de las zonas afectadas están destruidas, las personas necesitas campamentos donde vivir y recibir atención médica. Necesitan comida caliente, pero no tenemos un gobierno que pueda cubrir las necesidades básicas de estas personas».
La conclusión es que «hay muchos empresarios afganos anunciando su ayuda que, si llegara directamente a los afectados, sería un punto de partida para que los civiles reconstruyeran sus vidas».
LUANA FOTI y CAMILLA DIONISI
Imagen: Secuelas del terremoto en Herat, Afganistán