En los post anteriores se ha especificado por áreas el análisis del muy serio atolladero levantado a partir de los resultados del 23J. Si, en efecto, la investidura de Feijóo entra directamente en el limbo de los justos y no encuentra los cuatro votos necesarios para llegar a la tierra prometida, será el turno de Sánchez, que para triunfar necesitaría despojarse de cualquier dignidad y arrastre la propia del Estado para conseguir sus propósitos.
Estoy convencido de que será una legislatura vacua, inservible para los intereses generales y, además, cara, muy cara. Los retos que tiene el país por delante no los puede afrontar un gobierno débil y sometido a todas las presiones. Se pudo comprobar en los estertores del anterior.
Por eso, sigo apuntado a la tesis de repetición de elecciones generales para el 14 de enero. Es la mejor salida y la más barata porque si entramos en el terreno de la economía productiva y la microeconomía familiar se ponen los pelos como escarpias. Antes de que se produzca esa posibilidad –en cualquier caso Sánchez intentará por todos los medios conocidos y desconocidos su investidura –, es en lo único en lo que están de acuerdo todos los españoles, pero tiene que hacer tal cúmulo de concesiones que España dejará de ser España y el Estado aparecerá entonces como un fantasma viajando de cuadrilátero en cuadrilátero.
La gobernabilidad, en esas condiciones y teniendo que tomar decisiones arriesgadas y de ajuste económico, no será posible. Le guste o no tendrá que abrazarse a la realidad.
Mientras tanto, tampoco queda tanto tiempo para comprobarlo; bien harían algunos portavoces del Partido Popular en guardarse un poco la boca. Me recuerdan en demasía a aquel Fraga de los inicios de la Transición que cada vez que abría la boca perdía votos y desconcertaba a su parroquia. ¿A qué viene ahora reivindicar el pasado de Junts (antes CiU), corrupto hasta las trancas? ¿Acaso creen esos portavoces que están por la labor de prestarles cuatro votos? Preferible honra sin barcos que deshonor con barcos. Feijóo debería, a mi entender, ir pensado en remodelar parte de la alta dirección que le asiste. Los cooptó a toda prisa para el congreso extraordinario de Sevilla, pero ya ha pasado año y medio.
En vez que decidan Puigdemont y Otegi, que decida el pueblo español. ¿O no?
GRACIANO PALOMO
Publicado en OK diario.
Sábado 26 de agosto 2023.