La deuda crece y crece. La inflación no la sujeta ni el Morrosko de Cestona. Cada día hay más familias españolas en situación crítica y lo del empleo no es como cuenta la señora Díaz. Los alimentos desde 2019 han subido un 31%, que en términos generales es lo que se han empobrecido el conjunto de los españoles. ¡Y sacan pecho!
Durante los últimos meses el Estado se ha endeudado en más de 900 millones de euros por cada treinta días y el Gobierno (en funciones) se llama a andanas cada vez que los responsables de la Unión Europea le saca tarjeta amarilla o roja (dependiendo de los temas). El gasto improductivo es cada vez más insufrible y alguna vez habrá que poner coto a tanto desvarío.
La brunete mediática gubernamental que no puede ocultar la gravedad del déficit, la deuda y la carestía de vida, acude al Covid y a Putin para culparles. El argumento continúa en el sentido de que al resto de los países de la UE les ocurre lo mismo, lo cual, además de falso, es un trampantojo fútil e inexorable. A punto de cerrarse el ferragosto, donde millones de españoles han decidido meter la cabeza bajo el ala y que el último apague la luz, veremos la gravedad de la situación, mucho más cuando miles de empresas españolas (no sólo Ferrovial) han comenzado su deslocalización ante las dificultades fiscales y de todo orden que encuentran en España para seguir con la persiana abierta.
Este estado de cosas las conoce perfectamente el jefe del Gobierno y ya está pensando en cómo seguir dando gato por liebre. Todo el mundo conoce ya a estas alturas que la responsabilidad no es uno de sus fuertes. Esa desesperanza que se describe entre los grandes, medianos y pequeños empleadores es una bomba de relojería, mientras en La Moncloa el único sonido que les interesa oír es el de la cítara neroniana.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Sábado 19 de agosto 2023.