Los sacerdotes Declan Huerta y Damián Montes reflexionan sobre su presencia en redes sociales a partir del reciente documento del Vaticano, que propone la imagen del buen samaritano como modelo de interacción.
En un extenso documento publicado a finales de mayo el Vaticano expone el modo en que los cristianos deben participar en el mundo digital. No se trata de una guía, apunta el Dicasterio para la Comunicación en el texto, a pesar de que se proponen algunas claves, como la de «adoptar un enfoque constructivo y creativo que fomente una cultura de amor al prójimo». Más bien se busca «promover una reflexión común sobre nuestras experiencias digitales», subraya Paolo Ruffini, responsable del organismo vaticano; un guante que han querido recoger Declan Huerta, sacerdote diocesano de Cuenca, y Damián Montes, religioso redentorista, conocido por su participación en el programa de televisión La Voz y colaborador de Y ahora Sonsoles, en Antena 3.
El primero dice haberse involucrado en el continente digital hace ya 13 años «para continuar la labor pastoral realizada durante un campamento de verano». El segundo, más joven, sostiene haberlo hecho como parte de un proceso natural, influido por la circunstancia de haber nacido en la época en la que a los bebés les colgaban la etiqueta de millennial. En cualquier caso, ninguno de los dos sacerdotes afirma tener activos sus perfiles en las redes sociales en la actualidad con un único afán proselitista. «El continente digital es un espacio maravilloso de evangelización», dice en un primer momento el religioso. Sin embargo, aboga por «hacer vida en las redes sociales». No se trata, aclara, de contar lo que uno hace o deja de hacer las 24 horas del día, sino de «dar testimonio de lo que uno es normalizando tu historia cotidiana», propone. «Creo que eso se convierte ya en un hecho evangelizador», añade Montes, que hace una semana participó, junto a la directora de Alfa y Omega, Cristina Sánchez, en las VII Conversaciones PPC. En el evento se debatió sobre el tema Polarizados… ¿y divididos?, cómo crear comunión en tiempos de conflicto. Un tema —el de la polarización— en el que el documento del Vaticano es tajante: «Las redes sociales se están convirtiendo en un camino que conduce a muchos a la indiferencia, a la polarización y al extremismo», se lee en el punto 19. La cuestión se aborda también en el 75: «Debemos estar atentos a no publicar y compartir contenidos que puedan causar malentendidos, exacerbar la división, incitar al conflicto y ahondar los prejuicios». Y añade: «El problema de la comunicación polémica y superficial —y, por tanto, divisiva—, es especialmente preocupante cuando procede de obispos, pastores y destacados líderes laicos».
Silencio y fraternidad
Las redes sociales se han convertido, a veces, en un foro en el que creyentes católicos de distintas sensibilidades se cruzan acusaciones, una realidad que también afecta a los sacerdotes. «Las discusiones entre curas pueden tener aspectos positivos», al mostrar «nuestra condición humana y nuestra capacidad de conversión», opina Declan Huerta. Sin embargo, continúa, «lo que ocurre en no pocas ocasiones es que se escandaliza a los fieles, que rápidamente se apunta a uno u otro barco». Los temas habituales, según el sacerdote diocesano, son la tradición, la misericordia, la verdad o la justicia, pero, más allá de todos ellos, el sacerdote invita a unos y otros a pensar «dónde hemos dejado a Cristo». Ante esta perspectiva, el propio Huerta asegura haber guardado silencio ante la publicación de un hermano con el que no está de acuerdo para evitar el escándalo. De la misma forma, el padre Damián reconoce que habitualmente opta por callar. «Aquí corro el peligro de que me llamen tibio, pero yo prefiero pecar de tibieza en este tema antes que generar una dinámica que no favorezca la fraternidad», subraya el redentorista.
Claves
• «No estamos en redes para vender un producto. No estamos haciendo publicidad, sino comunicando la vida que se nos ha dado en Cristo. Por eso, todo cristiano debe procurar no hacer proselitismo, sino dar testimonio».
• «Urge que aprendamos a actuar juntos, como comunidad y no como individuos: no tanto como influyentes individuales, sino como tejedores de comunión, poniendo en común nuestros talentos y habilidades».
• «La parábola del buen samaritano nos desafía a hacer frente a la cultura del descarte digital y a ayudarnos mutuamente a salir de nuestra zona de confort haciendo un esfuerzo voluntario para ir al encuentro del otro».
Por último, ambos hablan de la infalibilidad y del perdón. «Nadie está libre de cometer errores y cuando alguien me hace caer en la cuenta de alguno, y veo que tiene razón, pues se lo reconozco, pido disculpas y a seguir para adelante, y esto la gente lo aprecia», concluye Declan Huerta.
El Vaticano, por su parte, no da recetas concretas en este sentido, sino que lanza una serie de preguntas esenciales para que los fieles puedan discernir sobre su presencia en las redes sociales. ¿Cómo podemos vendar la división? ¿Cómo podemos construir ambientes eclesiales capaces de acoger e integrar las periferias geográficas y existenciales de las culturas de hoy? son algunas de ellas. Como única respuesta, el Dicasterio para la Comunicación propone la figura del buen samaritano, que supo cargar «sobre sí el dolor de los problemas de otras personas, en vez de acentuar odios y resentimientos».
JOSÉ CALDERERO DE ALDECOA
Alfa y Omega
Imagen: El debate de PPC abordó el tema de la polarización en redes.
(Foto: PPC).