El padre Ihnatiy Moskaliuk, superior del monasterio basiliano de Jersón, relata el panorama tras la explosión del 6 de junio en la central de Kajovka: el nivel del agua corre peligro de subir hasta el cuarto-quinto piso. La gente está evacuando sus casas, Jersón también corre el riesgo de inundaciones. Habrá graves consecuencias medioambientales.
El terrible espectáculo se desprende de las imágenes por satélite: el agua se derrama con la furia de un mar desbocado y desborda hacia el campo, inundándolo todo.
Aparentemente un lento desbordamiento, en realidad un muro de agua que en pocas horas alcanza el tercer piso de las casas de Nueva Kajovka, la localidad que da nombre a la presa siniestrada. Después de los misiles y los cañones, la guerra ha traído a los ucranianos una variante de su fuerza destructiva, la provocada por la explosión que hizo colapsar el 6 de junio la presa de Kajovka, con varios miles de personas obligadas a evacuar precipitadamente sus hogares. Un drama, con los contornos de una catástrofe medioambiental, que se suma al boletín diario de los horrores. Un testimonio nos llega del padre Ihnatiy Moskaliuk, superior del convento basiliano de Jersón, localidad afectada por el desplome de la presa.
¿Cuál es la situación en Jersón tras la explosión en la central hídrica de Kajovka?
La situación en Jersón es ahora crítica, quizá no tanto en la propia ciudad, pero sí en la región, en las zonas costeras por encima del río Dnipro, porque el agua no deja de subir. El 15% del territorio de la ciudad de Jersón corre peligro de inundación, sobre todo dos barrios: Korabel y Ostriv, donde hay edificios. Allí es peligroso, porque el agua podría subir hasta el cuarto o quinto piso. Actualmente se está evacuando a la gente de este lugar. Los ferrocarriles estatales también están ayudando con trenes de evacuación a Jersón para que se pueda llevar a las personas. Se está intentando evitar las concentraciones de personas, porque existe el riesgo de que las tropas rusas ataquen a la población civil. Esto también es una amenaza, por lo que están intentando no retener a la gente en la ciudad, sino llevarla a un lugar seguro.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la destrucción de la presa de la central hídrica de Kajovka?
En primer lugar, las consecuencias ecológicas serán muy fuertes, porque la naturaleza sufrirá, los cultivos sufrirán, los animales que viven en los bosques también sufrirán. Muchos ya han sufrido mucho, por ejemplo, el zoo de Kajovka quedó completamente inundado. Y ahora también existe el riesgo de que la región se quede sin agua ni electricidad.
¿Cómo está viviendo su comunidad estos trágicos acontecimientos?
Siempre recuerdo las palabras del Papa Francisco, que dijo que no podemos acostumbrarnos a la guerra. Pero la psique humana también tiene tendencia a acostumbrarse a las explosiones y a todo esto. Tal vez no sea correcto, pero así es la psicología humana. Por supuesto, siempre hay una amenaza para la vida, aquí a menudo no sabemos si sobreviviremos hasta el amanecer o no. Y eso es psicológicamente deprimente. Pero al mismo tiempo, esto nos ayuda de alguna manera a encomendarnos más a Dios. Así vivimos en el monasterio, encomendándolo todo en las manos de la misericordia de Dios.
SVITLANA DUKHOVYCH
Vatican News
Imagen: Las consecuencias del derrumbamiento de la presa de la central eléctrica de Kajovka, en Ucrania.
(Foto: AFP).