Es tal la orgía de promesas -algunas dentro de la categoría ridícula-, que no resulta extraño que el pueblo llano acuda a lo que mejor sabe hacer en estas situaciones: tomarse la cosa a pitorreo y chacota.
Pisos «dignos» a precio de perejil hasta la cifra de 150.000; garantías para los «okupas» que la dadivosidad gubernamental les ofrece y pagan los propietarios; cine de lunes a jueves por menos que cuesta un café; viajes de ensueño a bordo del Interrail para jóvenes y «jóvenas» en edad de merecer; videojuegos para muchachos y muchachas que estén mano sobre mano… Y todavía no ha terminado de cerrar Sánchez su particular tómbola. ¡Con un par! Con estas cosas fatuas es como se estropea un gobernante y con las que se pierde definitivamente toda credibilidad. Sólo falta ya que prometa un Falcon urbi et orbi para ir de compras los fines de semana en aquellas ciudades donde haya aeropuerto.
Si no supiéramos como se las gasta el leviatán monclovita, pudiéramos incluso concederle algún respeto. Si no ha sido capaz de cumplir algo tan barato como no acostarse con comunistas, independentistas y ex terroristas, cómo demonios el pueblo enterado le va a creer algo de lo que promete y que en mero cálculo tirando por lo bajo esas promesas superan los 14.000 millones de euros que no tiene.
Al menos, el jolgorio en la tómbola Sánchez nos está permitiendo algún divertimento al pueblo llano que en forma de memes escribe los mejores editoriales cada día sobre el personaje kafkiano que nos ha tocado soportar. Lo dijo el clásico. Nadie promete tanto como aquél que no piensa cumplir nada.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Sábado 20 de mayo 2023.