En ocasiones, un mero observador de la realidad española tendría la tentación de concluir que este país no tiene remedio. Afortunadamente, España ha pasado a lo largo de tantos siglos de existencia por las máximas dificultades de permanencia como Nación y como Estado, por lo tanto, está en situación de enfrentar todos los rigores en cuanto se cambie al timonel y los grumetes que le asisten.
Una de las sorprendentes cosas que acontecen por estos lares -según la estimación de la propia prensa internacional acreditada en Madrid- es que en una elección tan importante como la que se presenta el 28M las cuestiones económicas apenas aparezcan en el debate. Ni la cesta de la compra, ni las carestías inmobiliarias, ni el déficit desbocado, ni la insoportable deuda pública que arruina el futuro de las nuevas generaciones.
El Gobierno sostiene que la economía «va bien…». Se calla que las cifras macroeconómicas que les afectan están «dopadas», maquilladas por la compra de deuda pública y la asfixia del déficit. Los expertos calculan no menos de un millón de desempleados borrados en las listas de doña Yoli. Pese a que los organismos nacionales e internacionales de control llaman continuamente al orden al Gobierno para que regularicen y tabulen con verdad las auténticas cifras del paro, siguen en sus engaños. Presumen de subida de las pensiones y no dicen que conllevan inmediatamente subidas de impuestos y olvidan torticeramente la paulatina y constante desaparición de trabajadores autónomos a cuenta del infierno fiscal y el ahogo que supone una administración que no funciona.
Sorprende, la verdad, que los partidos de oposición no pongan acento en las llamadas cosas de comer. Porque las amas de casa les entenderían a la perfección.
Se pongan como quieran Sánchez, Calviño, Montero y el sursum corda, bajo este Gobierno sobrevivir en España se ha puesto muy difícil y debería tener una respuesta en las urnas.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Sábado 20 de mayo 2023.