El Papa se reunió con más de diez mil fieles en la Plaza de San Pedro que peregrinaron para dar gracias por la beatificación de Armida Barelli, que tuvo lugar el 30 de abril del año pasado. Francisco destacó los rasgos de la cofundadora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y de la Obra de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo. Fue una tejedora de grandes obras y relaciones, recordó el Pontífice, que nos exhorta a aprender a escuchar a todos.
Ciudad del Vaticano, 22 de abril 2023.- Una mujer generosa, disponible y dócil a la voluntad de Dios y consagrada en el mundo: Armida Barelli es un tesoro para toda la Iglesia. Lo subrayó el Papa ante más de diez mil fieles reunidos en la plaza de San Pedro para encontrarse con él, en Roma con motivo de la peregrinación de acción de gracias por la beatificación – que tuvo lugar el 30 de abril del año pasado – de la cofundadora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de los misioneros y de la Obra de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo y líder de la Acción Católica Italiana.
Dirigiéndose de modo especial a la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que mañana celebrará la 99ª fiesta nacional sobre el tema «Por el bien del saber. Los desafíos del nuevo humanismo», el Papa se detuvo ante todo en la generatividad de Barelli y destacó su capacidad para relacionarse con los demás.
Barelli fue una tejedora de grandes obras y lo hizo realizando una formidable red de relaciones, viajando a lo largo y ancho de Italia y manteniéndose en contacto con todos. Así lo atestiguan sus numerosas y apasionadas cartas.
“Hoy no faltan, lamentablemente, las pulsiones opuestas, es decir, degenerativas. Son muy perjudiciales para la vida familiar, pero también se observan a nivel social, en las polarizaciones y en los extremismos que no dejan lugar al diálogo y tienen un efecto deshumanizador”.
Liderazgo femenino promovido por Armida Barelli
Armida Barelli fue también una «formidable precursora» del liderazgo femenino en el ámbito eclesial y social, señaló Francisco, y añadió que hoy es «necesario un modelo integrado, que aúne la competencia y el rendimiento, a menudo asociados al papel masculino, con el cuidado de los vínculos, la escucha, la capacidad de mediar, de crear redes y de hacer crecer las relaciones, consideradas durante mucho tiempo prerrogativa del género femenino y a menudo subestimadas en su valor productivo».
Y es necesaria la integración y la reciprocidad de las diferencias para «garantizar la generatividad también en el ámbito social y laboral». De ahí la invitación a la Universidad Católica del Sagrado Corazón «a tener hoy el mismo impulso educativo y la misma iniciativa formativa que guiaron al padre Agostino Gemelli y a la beata Armida Barelli», quienes precisamente «a través del ateneo, contribuyeron a formar la conciencia civil en cientos de miles de jóvenes, entre ellos muchas mujeres».
“Hoy seguimos necesitando mujeres que, guiadas por la fe,
sean capaces de dejar su impronta en la vida espiritual, la educación y la formación profesional”.
Ser laicos apasionados por el Evangelio y la vida
Ante los miembros de la Acción Católica, el Papa subrayó la condición de la beata Barelli, su respuesta humilde, creativa y emprendedora ante Dios, su perseverancia en el camino que se le había mostrado, su deseo de compartir su experiencia con los demás y su determinación para ir «más allá de sus limitaciones e imperfecciones».
Por eso, resuena todavía hoy la invitación de la beata a no contentarse con vivir de manera acomodaticia, conformándose con compromisos y autoabsoluciones – «no puedo hacerlo», «no estoy a la altura», «no tengo tiempo» – sino a vivir como apóstoles de y en la alegría. Ser apóstoles significa ser laicos y laicas apasionados por el Evangelio y por la vida, preocupados por el bien vivir de todos y construir caminos de fraternidad para dar alma a una sociedad más justa, más inclusiva y más solidaria.
Y es importante hacer todo esto juntos, en la belleza de una experiencia asociativa que, por una parte, capacita para saber escuchar y dialogar con todos y, por otra, expresa ese «nosotros más grande» que educa a la vida eclesial, a la vida como pueblo que camina junto.
Enraizados en Cristo en los ámbitos sociales
Francisco animó a todos los que forman parte de la Acción Católica a «buscar vías para caminar con todos, persiguiendo la paz y la justicia», en los distintos «ámbitos de la economía, la cultura, la política, la escuela y el trabajo, con una atención constante a los pequeños, a los frágiles y a los pobres», tal y como hizo Armida Barelli, «con un espíritu de total entrega al Señor y con un estilo marcado por la concreción». A continuación, les ofreció algunas recomendaciones.
“Que en el corazón de su vida asociativa, esté siempre la formación integral, y en el corazón de su formación, la espiritualidad evangélica. Que el arraigo y la dedicación a la vida de sus Iglesias locales alimenten siempre en ustedes el impulso misionero, para ensanchar aún más su corazón y su mirada contemplativa sobre el mundo”.
Acojamos la exhortación de la Beata Armida, la «hermana mayor», a amar, amar, amar sin medida, regenerados por el amor de Dios, que transforma la vida de las personas, de manera concreta y creíble, y a través de las personas activa procesos y caminos de renovación social.
El estilo comunitario
Por último, el Papa se dirigió a las Misioneras de la Realeza de Cristo, las consagradas queridas por Barelli, y subrayó que la consagración secular es «una vocación exigente» pero es «paradigma de un nuevo modo de vivir como laicos en el mundo»: laicos comprometidos a discernir las semillas del Verbo entre los pliegues de la historia, comprometidos a animarla desde dentro como levadura, capaces de valorizar los gérmenes de bien presentes en las realidades terrenas» y también «promotores de valores humanos, tejedores de relaciones, testigos silenciosos y activos de la radicalidad evangélica».
El Papa reflexionó asimismo sobre el hecho de que la beata Barelli promovió de manera nueva a las mujeres en la vida consagrada, para que no se quedaran al margen, para que fueran enviadas «a construir el Reino». Francisco añadió que la beata Barelli «supo leer los signos de su tiempo y las necesidades más urgentes», que eran para ella «terreno de compromiso y misión», y repitió que implicó a mujeres y hombres, jóvenes y adultos, laicos y sacerdotes, en un estilo comunitario, en una colaboración orientada al «fin apostólico de la Iglesia».
“A menudo nos cuesta emprender un camino de compromiso porque pensamos que nunca estamos a la altura, en las opciones personales y en las de servicio a la comunidad. Si Armida estuviera hoy aquí, nos diría que si confiamos en el Señor nada es imposible”.
Y así, confiar en Dios, concluyó el Papa, «es un acto de fe que da vigor e impulso a la esperanza y a la acción».
TIZIANA CAMPISI
Vatican News
Imagen: El Papa en la Plaza de San Pedro entre los fieles en peregrinación de acción de gracias
por la beatificación de Armida Barelli.