Ciudad del Vaticano, (Vis).- »Dejad en herencia la fe», han sido las palabras que el Papa ha dirigido en la Capilla Sixtina a los padres y padrinos de los 26 niños ( 13 niños y 13 niñas) que ha bautizado en el curso de la Santa Misa celebrada en la Solemnidad del Bautismo de Nuestro Señor.
En su breve homilía el Santo Padre explicó a los presentes que María y José llevaron a Jesús al Templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo a Dios, al igual que hoy los padres han llevado a sus hijos a recibir el Bautismo, a recibir la fe, como manifestaron respondiendo a la pregunta que se hace al inicio del rito. »Así- dijo- la fe se transmite de una generación a otra, como una cadena en el curso del tiempo. Estos niños, estas niñas, pasados los años, ocuparán vuestro lugar con otro hijo -vuestros nietos- y pedirán lo mismo: la fe. La fe que da el Bautismo, la fe que el Espíritu Santo lleva hoy al corazón, al alma, a la vida de estos hijos vuestros».
»Habéis pedido la fe- continuó- La Iglesia, cuando os entregue la vela encendida, os pedirá que guardéis la fe en estos niños. Y al final, no os olvidéis de que la herencia más grande que podréis dejar a vuestros hijos es la fe. Prestad atención para que no se pierda, para que crezca y dejadla en herencia. Esto es lo que hoy os deseo, en este día feliz: que seáis capaces de hacer crecer la fe en estos niños y que la herencia más grande que reciban de vosotros sea la fe».
Al final, el Papa recordó que cuando los niños lloran porque tienen hambre hay que alimentarlos e invitó a las madres presentes en la Capilla Sixtina a darles de comer, allí, con absoluta libertad.
La importancia de festejar el día de nuestro bautismo
Una vez finalizada la celebración eucarística en la Capilla Sixtina, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico Vaticano, para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana, el Pontífice pidió a todos los presentes que rezasen por los 26 niños y niñas que acababa de bautizar y habló de cómo el Evangelio del día »nos presenta a Jesús, en las aguas del río Jordán, al centro de una maravillosa revelación divina». Mencionó las palabras del apóstol Lucas: »Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
»En este evento, testificado por los cuatro Evangelios, -continuó- tuvo lugar el pasaje del bautismo de Juan Bautista, basado en el símbolo del agua, al Bautismo de Jesús »en el Espíritu Santo y en el fuego». De hecho, el Espíritu Santo en el Bautismo cristiano es el artífice principal: es Él quien quema y destruye el pecado original, restituyendo al bautizado la belleza de la gracia divina; es Él quien nos libera del dominio de las tinieblas, es decir, del pecado y nos traslada al reino de la luz, es decir, del amor, de la verdad y de la paz. Esto es el reino de la luz».
Francisco explicó que »el Espíritu Santo, recibido por primera vez el día de nuestro Bautismo, nos abre el corazón a la Verdad, a toda la Verdad. El Espíritu empuja nuestra vida hacia el camino laborioso pero alegre de la caridad y de la solidaridad hacia nuestros hermanos. El Espíritu nos da la ternura del perdón divino y nos invade con la fuerza invencible de la misericordia del Padre. No olvidemos que el Espíritu Santo es una presencia viva y vivificante en quien lo recibe, reza con nosotros y nos llena de alegría espiritual».
Asimismo invitó a todos a agradecer este don recibido y a buscar la fecha de bautismo porque »es muy importante conocerla -dijo-. Es una fecha para festejar: es la fecha de nuestro renacimiento como hijos de Dios. Por esto, tarea para casa para esta semana: Ir a buscar la fecha de mi bautismo. Festejar ese día significa reafirmar nuestra adhesión a Jesús, con el compromiso de vivir como cristianos, miembros de la Iglesia y de una humanidad nueva, en la cual todos somos hermanos».
Después de rezar el Ángelus, Francisco mandó una especial bendición »a todos los niños que han sido bautizados recientemente, también a los jóvenes y adultos que han recibido desde hace poco los Sacramentos del inicio cristiano o que se están preparando. ¡La gracia de Cristo los acompañe siempre!».