Encuentro del Papa Francisco con refugiados salvados por medio de corredores humanitarios, asociaciones, comunidades y familias que han hecho posible esta iniciativa y que han acogido a cada uno de ellos. Son puentes viables, seguros para evitar la muerte en el Mediterráneo, el tráfico de personas, persecución, tortura y violencia. Sin embargo, les dijo el Papa, Aún es necesario extender este modelo, abrir más rutas legales para la migración.
Ciudad del Vaticano, 18 de marzo 2023.- “Los corredores humanitarios son una forma viable de evitar las tragedias y los peligros del tráfico de personas. Sin embargo, aún se necesitan muchos esfuerzos para extender este modelo y abrir más rutas legales para la migración. Allí donde falta voluntad política, modelos eficaces como el suyo ofrecen nuevas vías viables”.
Es con estas palabras, que el Papa Francisco animó a quienes llevan a cabo la ardua y noble tarea de crear corredores humanitarios para salvar vidas humanas de las guerras, y violaciones de derechos humanos. Esta maána, Francisco se reunió con cinco mil personas, refugiados a través de los corredores humanitarios, con ellos las familias, parroquias, congregaciones religiosas y comunidades que los acogieron, entre ellas. Estaban presentes también las organizaciones promotoras de este modelo: la Comunidad de San Egidio, la federación de las Iglesias Evangélicas Italianas, la Mesa Valdense, Cáritas italiana y la Conferencia Episcopal italiana.
«Los refugiados son de Siria, Irak, Afganistán, Bangladesh, Etiopía, Eritrea, Somalia, Sudán, Nigeria, República Democrática del Congo, Togo, Camerún, Guinea, Libia y Ucrania»
En su discurso, en el que el Papa agradeció a todos los presentes por esta iniciativa que se puso en marcha en 2016 como respuesta a la situación cada vez más dramática en la ruta del Mediterráneo, recordó que esta iniciativa es trágicamente actual, al mencionar el reciente naufragio en Cutro, enfrente de las costas de Calabria, ocurrido el pasado 26 de febrero.
Los corredores humanitarios: un camino seguro hacia la salvación
Los corredores son puentes que tantos niños, mujeres, hombres, ancianos, procedentes de situaciones muy precarias y de graves peligros, han cruzado finalmente con seguridad, legalidad y dignidad hacia sus países de acogida., recordó Francisco, los refugiados cruzan las fronteras y, más aún.
“Los muros de la indiferencia en los que a menudo se rompe la esperanza de tantas personas que esperan durante años en situaciones dolorosas e insoportables”.
Aún falta mucho por hacer
El Pontífice expresó su cercanía a cada uno de los refugiados, hoy integrados en la sociedad, cada uno de ustedes, les dijo, merece atención por la dura historia que ha vivido.
“En particular, quisiera recordar a quienes han pasado por los campos de detención en Libia; varias veces he escuchado su experiencia de dolor, humillación y violencia. Los corredores humanitarios son una forma viable de evitar las tragedias y los peligros del tráfico de personas. Sin embargo, aún se necesitan muchos esfuerzos para extender este modelo y abrir más rutas legales para la migración. Allí donde falta voluntad política, modelos eficaces como el suyo ofrecen nuevas vías viables. Al fin y al cabo, una migración segura, ordenada, regular y sostenible redunda en interés de todos los países. Si no ayudan a reconocerlo, se corre el riesgo de que el miedo apague el futuro y justifique las barreras en las que se destrozan vidas».
Corredores humanitarios: un camino a seguir en toda Europa
El Papa recordó que el trabajo que se realiza en la elección de los refugiados, identificando y acogiendo a las personas vulnerables, trata de responder de la manera más adecuada a un signo de los tiempos. Señala un camino a seguir a Europa, dijo, para que no permanezca bloqueada, atemorizada, sin visión de futuro.
«En efecto, «encerrarse en uno mismo o en la propia cultura no es nunca la manera de recuperar la esperanza» (Discurso en la Universidad Roma Tre, 17 de febrero de 2017). De hecho, la historia europea se ha desarrollado a lo largo de los siglos gracias a la integración de poblaciones y culturas diferentes. Así pues, ¡no tengamos miedo del futuro!».
Trabajar por la integración
«Los corredores humanitarios no sólo pretenden llevar a los refugiados a Italia y otros países europeos, arrancándolos de situaciones de incertidumbre, peligro y espera interminable; también trabajan por la integración, porque no hay acogida sin integración», manifestó. En todo camino siempre hay dificultades que afrontar, y para alcanzar la integración, se superar las dificultades, porque como les dijo el Papa, «no todos los que llegan están preparados para el largo viaje que les espera. Por eso es importante poner aún más cuidado y creatividad en informar a quienes tienen la oportunidad de venir a Europa sobre la realidad que van a encontrar».
«Y no olvidemos que hay que acompañar a las personas de principio a fin. Vuestro papel termina cuando una persona está realmente integrada en nuestra sociedad. La Sagrada Escritura enseña: «El será para ustedes como uno de sus compatriotas y lo amarás como a ti mismo”.
Un trabajo juntos
El Papa, saludó también a todoslos que han hechoposible la realización desde el prinicipio hasta el final de los corredores humanitarios, escoger refugiados, llevarlos a Europa, integrarlos, escolarizar los hijos, enseñar el idioma a los adultos, darles casa, trabajo.
«Saludo aquí a los cientos de personas, familias, comunidades, que generosamente se han puesto a disposición para llevar a cabo este proceso virtuoso. Han abierto vuestros corazones y vuestros hogares. Han apoyado la integración con vuestros recursos y han implicado a otros. Les doy las gracias de todo corazón: representan un bello rostro de Europa, que se abre al futuro y paga de persona. A ustedes, promotores de los «corredores», a los religiosos y religiosas, a las personas y organizaciones que han participado en ellos, quiero decirles: son mediadores de una historia de integración, no intermediarios que se aprovechan de la necesidad y el sufrimiento. No son intermediarios, sino mediadores, y demuestran que, si se trabaja seriamente para sentar las bases, es posible acoger e integrar eficazmente».
Acogida. Compromiso concreto por la paz
Esta historia de acogida es un compromiso concreto por la paz, les afirmó Francisco, y a los refugiados ucranianos les dijo que «el Papa no renuncia a buscar la paz, a esperarla y a rezar por ella. Lo hago por vuestro atormentado país y por otros afectados por la guerra; aquí hay muchas personas que han huido de otras guerras».
Y este servicio a los pobres, a los refugiados y a los desplazados es también una fuerte experiencia de unidad entre los cristianos, señaló, de hecho, esta iniciativa de los corredores humanitarios es ecuménica.
«Es un hermoso signo que une a hermanos y hermanas que comparten la fe en Cristo».
Un último saludo a los que han atravesado los corredores humanitarios y viven ahora una nueva vida. Les dijo que su ejemplo y laboriosidad ayudan a disipar los temores y las alarmas sobre los extranjeros. Su presencia puede ser una bendición para el país en el que se encuentran y cuyas leyes y cultura han aprendido a respetar. La hospitalidad que se les ha ofrecido, les dijo, se ha convertido para ustedes en un motivo de retribución: de hecho, algunos de ustedes se dedican a servir a otros que lo necesitan.
«Han demostrado una firme voluntad de vivir libres del miedo y la inseguridad. Han encontrado amigos y simpatizantes que ahora son una segunda familia para ustedes. Han estudiado un nuevo idioma y conocido una nueva sociedad. Todo esto ha sido difícil, pero fructífero. Lo digo también como hijo de una familia de emigrantes que ha recorrido este camino».
PATRICIA YNESTROZA