Una invitación a ponerse en camino siguiendo a Jesús para profundizar y acoger su misterio de salvación, desprendiéndose de la mediocridad y de la vanidad. Es lo que aborda el Papa en su mensaje para la Cuaresma 2023, en el que destaca la relación entre el camino cuaresmal y el camino sinodal enraizados en la tradición y abiertos a las novedades.
Ciudad del Vaticano, 17 de febrero 2023.- Es una transfiguración, personal y eclesial, la meta del camino ascético cuaresmal y, del mismo modo, del sinodal. Así lo subraya el Santo Padre en su mensaje para la Cuaresma 2023, fechado el 25 de enero y publicado hoy con el título “Ascesis cuaresmal, un camino sinodal”.
En lo alto del monte
El Papa se inspira en el episodio evangélico de la Transfiguración en el monte Tabor.
“En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a ‘subir a un monte elevado’ junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”.
Como una excursión de montaña
En esta ascesis acompañada de la Gracia superamos nuestras resistencias a seguir a Jesús. El Pontífice escribe que “debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades».
“Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña”.
Juntos
Jesús lleva a tres discípulos al Tabor: » A Jesús hemos de seguirlo juntos», subraya Francisco. Al final de la subida, a los tres discípulos les es dado verlo resplandecer con luz sobrenatural. “Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena”.
“También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”.
Tradición y novedad
Moisés y Elías, personificaciones de la Ley y de los Profetas, aparecen junto a Jesús en el monte Tabor. “La novedad de Cristo – explica el Papa – es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo».
“De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.”
Los dos senderos
Hay dos senderos sugeridos por Francisco para «subir junto a Jesús y con Él llegar a la meta: Escucharlo y afrontar la realidad con sus luchas cotidianas, sus dificultades y contradicciones». Jesús, explica el Pontífice, habla en la Palabra de Dios que la Iglesia ofrece en la Liturgia. Y sugiere.
“No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet.”
Pero Jesús habla también en los más necesitados, como en los hermanos y hermanas de la Iglesia: escucharse unos a otros es «el estilo de una Iglesia sinodal».
Por eso, el Papa advierte contra el refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios con la recomendación de «no engañarnos pensando que hemos llegado al camino sinodal cuando Dios nos regala algunas experiencias fuertes de comunión».
“Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades”.
PAOLO ONDARZA